Por Leticia Villaseñor

CUERNAVACA, Mor., 13 de agosto.- Jessica y Max habitan en los sentidos de su madre y abuela, respectivamente. Ahí toman forman, viven, ríen, sueñan…

Jessica desapareció hace ya tres años cuando estaba por dar a luz a Max, aquel niño ansiado que esperaba la familia Cerón.

Pero Jessica desapareció y dio paso a la angustia, al dolor interminable y a la esperanza por momentos casi extinta.

Leticia Salinas, madre de la joven, así como familiares de víctimas llegaron esta mañana hasta el memorial ubicado en las puertas de Casa Morelos, en pleno centro de Cuernavaca, para exhortar a todas aquellas víctimas a visibilizarse.

La voz de una madre  quebrada por el dolor pidió a los morelenses a sumarse a la causa, a la lucha, a la exigencia contra un gobierno que no da respuestas ni resultados en la búsqueda.

“No basta con atenciones ni buenas intenciones. Queremos a nuestros familiares”, fue la voz de una mujer que más de mil días ha esperado el retorno de su hija y su nieto.

Jessica fue vista por última vez con Nicolás, padre de Max, a quien no se ha investigado por la desaparición de la joven.

A la par de la conmemoración de la desaparición de Jessica, se recordó a Viridiana, la joven estudiante de la universidad Autónoma del Estado de Morelos, desaparecida en el estado de México junta a su marido.

En ambos casos, la lentitud en las averiguaciones, procesos irregulares, insensibilidad de los ministeriales y un uso inadecuado de pruebas, ha hecho prácticamente imposible  de seguir el rastro de las víctimas.

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