Por Uzziel Becerra
La emergencia sanitaria nacional ha llegado, se toman decisiones por el Consejo General de Salubridad y se insta a la población a quedarse en su casa para reducir la velocidad de contagio del coovid-19. Con la venida de la pandemia empiezan a salir reflexiones nuevas y viejas, contrastando lo que conocíamos sobre crisis y analizando lo desconocido. Hoy más que nunca las sociedades de la información en un mundo global están recobrado una reflexión que será fundamental para el porvenir: la necesidad del desarrollo científico para la toma de decisiones públicas.
La historia de la humanidad da evidencia de que, tras la experiencia de una crisis de carácter global, sea en el ámbito financiero, económico, político, social o sanitario, las dinámicas de vida tienden a modificarse con nuevas prácticas, redefiniendo la escala o jerarquía de valores, equilibrando balanzas, renovando saberes y, sobre todo, iniciando nuevas investigaciones científicas. El mundo ya no será el mismo y serán los científicos (de las ciencias exactas y sociales) quienes tratarán de explicar sus cambios, causas, consecuencias y prospectivas.
El nuevo coronavirus ha puesto a la comunidad científica en el seno de la opinión pública, puesto que los fenómenos de salud son altamente especializados y se requiere de los expertos en la materia para dar luces a la oscuridad que representan los fenómenos desconocidos. Virólogos y epidemiólogos han salido a dar la cara por el bien de los países, sin embargo, cuando de administrar al Estado se trata, cuando la toma de decisiones está en manos de los líderes políticos, no hay certezas de que actúen con base en la evidencia científica o al menos con orientación de los expertos, teniendo como consecuencia el empeoramiento de las circunstancias.
Podemos observar polos opuestos en el ámbito internacional. Por un lado la Primer Ministro de Alemania, Ángela Merkel, a quien el diario The Economist la ha descrito como “el único adulto en la sala”, respecto de sus compañeros mandatarios de Estados Unidos o del Reino Unido respondiendo a la crisis en curso; es un político profesional con una formación técnica especial en el ámbito de las ciencias exactas, pues tiene un doctorado en química cuántica. La toma de decisiones de la primer mandataria se caracteriza por tener como base evidencia científica que las pueda respaldar, sea en materia económica, de relaciones internacionales, derechos humanos, finanzas públicas, entre muchos tópicos, por lo que Alemania ha podido destacar y liderar al conjunto de la Unión Europea.
El otro lado de la moneda lo encontramos en las recientes declaraciones del presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, quien ha ordenado a la policía y al ejército de su país disparar a todos los individuos que incumplan con las indicaciones de cuarentena obligatoria, que ha sido establecida a causa del Covid-19. Es una enorme contradicción que en la protección de un bien jurídico tutelado por el Estado,
que en este caso es la vida, se atente contra ese mismo bien, contra la vida misma. Asimismo podemos poner de ejemplo al presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, a quien su escepticismo respecto de la gravedad del nuevo coronavirus lo ha llevado a hacer declaraciones lamentables respecto del innecesario cese de las actividades ordinarias en el país o de que se trata de un mal menor y pasajero.
México hizo lo propio. López Obrador tuvo que reconocer, pese a su optimismo irresponsable, que la pandemia se extendería hasta llegar a territorio nacional y que era imperioso colocar al frente a los expertos en el tema, dejando que diseñaran un plan de contingencia sanitaria hasta las medidas que conocemos en la actualidad. La Secretaria de Salud ha dado a conocer al equipo médico que se encuentra gestionando la crisis sanitaria. Aunque el Dr. Hugo López-Gatell ha sido quien ha tomado la batuta y se ha mostrado con preponderancia en los medios de comunicación, el Secretario de Salud es el Dr. Jorge Alcocer Varela, quien cuenta con un posgrado en Inmunología y Doctora en ciencias Médicas por la UNAM. En ese tenor, la experiencia y conocimientos del equipo de la SS suma personal con posgrados en Virología e Inmunología por la Universidad de California, Epidemiología Nutricional en la Universidad de Harvard, Epidemiología por la Universidad de Carolina del Norte, Johns Hopkins y Harvard, la UNAM, el Instituto Nacional de Salud Pública, entre otros. El problema no es la falta de preparación, sino una población escéptica, desinformada e ignorante.
Otro gran problema que ha salido a flote es la poca confianza de la ciudadanía hacia las personas que se dedican a las ciencias exactas o experimentales, a los científicos. Según la Encuesta sobre la Percepción Pública de la Ciencia y la Tecnología, el 60 por ciento de los mexicanos considera que, debido a sus conocimientos “los científicos son personas que tienen un poder que los hace peligrosos”, por lo que confían más en la fe, la magia, la astrología y hasta en la suerte antes que la ciencia, lo que da evidencia de que en el país vivimos en un analfabetismo científico profundo. Las consecuencias de vivir sumidos en la ignorancia se ven reflejadas en las noticias recientes: dos jóvenes queretanos fueron hospitalizados por hacer gárgaras con cloro y pinol para prevenirse contra el contagio de coronavirus.
En Axochiapan, Morelos, los pobladores amagaron con incendiar el hospital general instalado en la comunidad si las autoridades sanitarias lo intentan utilizar para atender a pacientes con Covid-19 diciendo “que quede claro para el hospital que no nos interesa que traigan a nadie, y si van a echar a perder todo, entonces sí habrá bronca”, declaró un manifestante al tiempo de amenazar con elaborar bombas molotov para cumplir su propósito. En Perú se ha registrado un asesinato masivo de al menos 300 murciélagos porque la población consideraba que podrían portar el covid-19.
Igual de preocupante es la exacerbación de las teorías conspirativas, causadas por un enorme desprecio de las ciencias sociales. Los argumentos en los que se basan
contienen toda clase de vicios y falacias, están basadas en la ignorancia y propiciada por escasos acercamientos a datos y estadísticas (por cierto mal interpretadas), que tienen como resultado la validación errónea de los prejuicios más difundidos en la materia (pues todo lo que acontece es un plan para dominar el mundo). Es más sencillo aplicar el sentido común que estudiar con profundidad los fenómenos complejos a la luz de la evidencia científica. La ignorancia sigue venciendo en el terreno de las redes sociales a través de las fake news.
Algo más que lamentar y que señalamos en este espacio es la cooptación y desmantelamiento del Consejo nacional de Ciencia y Tecnología. No obstante que el presupuesto federal para ciencia y tecnología disminuyó, la Directora del Conacyt, María Elena Álvarez-Buylla, ha sido ampliamente criticada por su posición respecto a los avances científicos, la innovación y el progreso, puesto que busca que la mirada de la labor científica en México sea la recuperación de las “ciencias ancestrales y milenarias”, lo cual es un enorme despropósito en términos científicos, que solo satisface una enorme expectativa ideológica que ha acarreado la 4T, el menosprecio por la ciencia “neoliberal”. Ojalá que esta pandemia logre sacudir las conciencias de quienes toman decisiones públicas, también en materia de ciencia y tecnología.
El mismo Andrés Manuel tuvo que reconocer públicamente, ante multitudes inconformes que antes lo vitoreaban, que se equivocó cuando señalaba que gobernar no requiere ciencia o técnica, que consistía en simple sentido común; gobernar no es fácil, reconoció. Pero añadiremos que gobernar es más difícil cuando las decisiones se toman sin evidencia científica o empírica, sin respaldo de los científicos, de la masa crítica, de los expertos. Lamentablemente el país vivirá las consecuencias de que el primer mandatario mexicano ignore las recomendaciones de los expertos en materia económica, pues a la fecha no ha articulado un paquete económico – fiscal para solventar la crisis presente. La necedad sumada a la ignorancia tendrá efectos graves para la población.
Cuando llega la crisis y saca a relucir nuestras debilidades e insuficiencias, los criterios que deben prevalecer para la toma de decisiones y la conducción misma del país deben ser los que generan los científicos, los expertos. El país necesita de sus científicos, de las ciencias exactas y sociales como las ciencias económicas, financieras, jurídicas, políticas, sociológicas, entre otras, pues la realidad es compleja y multidimensional. Como ciudadanos debemos recobrar esta reflexión y exigir el apoyo a la comunidad científica, al progreso, innovación y desarrollo científico, así como la necesidad de atender nuestros grandes problemas a la luz de la evidencia científica, con los mejores perfiles para integrar el gobierno. En la medida en que llevemos a cabo esa reflexión, iremos elevando el umbral del perfil de los dirigentes políticos que deseamos para conducir los asuntos públicos del país.
* Consejero Universitario de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UAEM. Secretario de Asuntos Políticos del Colegio Nacional de Ciencias Políticas y Administración Pública Sección Morelos. Representante del CEA de la Asociación Mexicana de Ciencias Políticas en Morelos