Redacción SL
Cuernavaca, Mor., 14 de enero.- Cuando Sandra Luz Díaz, enfermera de primera línea en la lucha contra el Covid-19, supo de la vacuna contra el nuevo coronavirus dice que sintió entre esperanza y temor, esto último, expresa, “porque al final de cuentas es algo nuevo para nosotros, igual que la pandemia”.
“Es un medicamento nuevo y uno tiene temor y más que vemos las noticias de que en tal lado falleció una compañera, en tal lado otra, entonces si es el temor. Es miedo a las reacciones que puedan ocurrir, pero realmente también tenemos que crear cierta inmunidad en nuestro cuerpo para ver qué reacción tiene”, afirma.
Sandra Luz estudia el último semestre de la licenciatura de enfermera y desde marzo de 2020 se encuentra en primera línea de batalla contra el Covid-19, pero en las últimas semanas realiza su trabajo en el área de terapia intensiva.
Por esa responsabilidad y el alto riesgo de contagio Sandra fue vacunada y dice que mientras recibía la dosis registró sentimientos encontrados, entre satisfacción y riesgos de reacciones adversas de su organismo.
“Son sentimientos encontrados porque tengo familia y si me llegara a pasar algo qué van a hacer de mis hijos, pero igual sirve de mucho vacunarnos porque somos los que estamos en primera línea con los pacientes. Imagínese si no tenemos una protección lo que nos puede llegar a pasar, pero hay algo de temor porque tenemos compañeras que se contagian por segunda vez, es el temor a experimentar algo nuevo”, afirma Sandra.
Su profesión, agrega, le permite vivir emociones de dolor, pero también de satisfacción, como cuando descubrió entre los pacientes de terapia intensiva a uno de sus vecinos. Iba bien, saliendo avante, pero de pronto su salud se complicó y posteriormente falleció.
“En vida le dábamos ánimos y las cartas que les enviaban sus familiares se las leíamos. Hubo unos médicos que se organizaron para comprar teléfonos o tabletas para la comunicación de pacientes con sus familiares.
“Nosotros leemos las cartas a pesar de que los pacientes están sedados o entubados porque ellos sienten y escuchan. A veces se nos corren las lágrimas por el sentimiento, pero seguimos leyendo”, cuenta.
¿Y qué reacción tienen los pacientes?
“Ellos escuchan y hay pacientes que se les escurren las lágrimas, otros empiezan a subir su estado de ánimo, a echarles ganas y en su mayoría tienen una reacción favorable”, asegura Sandra.