Por Moisés Sánchez
Jojutla, Mor., 16 de junio.- Su confianza en las autoridades gubernamentales está minada. Desde hace tres años Georgina Álvarez, de 38 años, ha visto cómo sus familiares, amigos y ella misma engrosan las cifras de víctimas en Morelos.
En agosto de 2014 un sobrino suyo, de 16 años, fue asesinado por el crimen organizado. Al siguiente un amigo sufrió el mismo destino. Y el año pasado un vecino desapareció.
Robaron su casa, en la colonia Emiliano Zapata, en Jojutla, un par de ocasiones, pero el suceso más impactante fue en diciembre pasado cuando trataron de secuestrarla.
El miedo de vivir en una región azotada por el hampa la hacen pensar en abandonar Jojutla pero cuando analizó las cosas fríamente, cayó en la cuenta de que todos los estados de la república atraviesan un escenario similar.
“Mi esposo me dice ‘Georgina aquí por lo menos sabemos de quién cuidarnos y entre vecinos nos apoyamos. Si no vamos de aquí estaremos más vulnerables’, por esa razón sigo aquí”, dijo.
A sus dos hijos, de 11 años y de 13, no les permite abrir cuentas de redes sociales, considera que es la mejor forma de nos exponerlos a una situación de riesgo. Tampoco pueden contestar número desconocidos, ni tardarse en volver de la escuela, para que no preocupen a sus padres.
“Quiero que mis hijos vivan en un mejor municipio, en un mejor estado. Quiero dejar de tener miedo cuando mis hijos van a la escuela, cuando van a la tienda a comprar. El trauma que hemos vivido es grande, pero tenemos que salir adelante”, mencionó.
A pesar de que las instancias gubernamentales no la han auxiliado como ella querría, no deja de confiar en que las cosas mejorarán, es por eso que se sumó al Comité de Vigilancia Vecinal (Comvive) de su comunidad.
“El progreso del Comvive es lento. Hemos visto poco cambio, esto apenas comienza. La colocación de la alarma y los rondines policiacos han ayudado, aunque todavía falta mucho camino por recorrer. Existe la voluntad del gobierno estatal de disminuir la inseguridad, pero los que vivimos en la entidad sabemos que eso no es suficiente, porque además de ser víctima de las bandas delictivas, cuando denuncias te re victimizan”.
Georgina acudió a la reunión que sostuvo el gobernador Graco Ramírez con los representantes de los 98 Comvives de Jojutla, en la Unidad Deportiva “La providencia”. Se armó de valor y con la voz entrecortada le expuso al mandatario estatal su sentir y le propuso invertir en acciones que fortalezcan el núcleo familiar.
“Se deben tener actividades familias, que el gobierno mande un maestro recreativo para los adolescentes y la niñez, con la intención de que los menores aprendan a valores y llevar una vida de bien. Hagamos equipo y no nos hagan a un lado”.
Georgina, en su sueño de mejorar su poblado, fomenta prácticas lúdicas entre los pequeños de su comunidad. Cuando llegan de la escuela, ella los busca para jugar juegos de mesa o salir a andar en bicicleta.
“Hago eso porque quiero invertir en mi colonia, quiero cambiar el que sea un foco rojo. Los niños me expresan su gratitud con un abrazo o con apretón de manos; justo ayer, un niño me dijo: ‘señora, cuánto le debo por su apoyo’. Le contesté que nada, y me replicó que entonces cuando esté viejita me ayudará a cruzar la calle.
“Eso siembra una semilla, la cual puede cambiar la vida o pensamiento de los niños; uno nunca sabe. Eso es a lo que debe apostar el gobierno”.
La esperanza de Georgina es que las estrategias implementadas por el Estado se olviden cuando el mandado de Graco Ramírez termine y la delincuencia recrudezca. Teme vivir con miedo toda su vida.