Por Leticia Villaseñor

Cuernavaca, Mor., 27 de febrero.- Víctor  Hugo Guido estaba en espera de un avión que lo llevaría de Japón hasta la Ciudad de México, pero su vuelo se retrasó varias horas. Era el 19 de septiembre del año pasado.

Si bien el temblor no se sintió en tierras niponesas, los estragos que causó en la Ciudad de México, donde llegaría el vuelo sí resultó con afectaciones severas.

El arquitecto oriundo de Morelos pasó dos años en Japón por sus estudios de una maestría, y regresó un día después del movimiento telúrico. Las imágenes de la destrucción de la zona sur, los mensajes de ayuda en redes sociales y una cadena de contactos llevaron a Víctor Hugo a conocer a la familia Lara, una de las más afectadas en el municipio de Tlaquiltenango.

La familia de escasos recursos se comprende de ocho integrantes y se dedican a la pepena. Su casa ubicada en la cabecera municipal a unas cuadras del centro, se vino abajo.

La condición de los Lara fue lo que llevó al arquitecto a presentarles un proyecto de vivienda progresiva de 51.9 metros de construcción en una primera etapa, que comprende una casa de una planta que incluye sala-comedor, dos habitaciones, un baño completo con todos los servicios (agua, drenaje, instalación de gas) puertas, ventanas, celosía, luz y la estructura de una segunda planta, con trabes y columnas, que, dijo, cumplen con las reglas de construcción que se dictaron al declarar la zona como sísmica.

El trabajo de ingenieros, albañiles y de limpieza del terreno fue voluntario, pero Wido, como es conocido el arquitecto, se topó con la burocracia de las autoridades del Fondo de Desastres Naturales (Fonden) que opera la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), que a cinco meses de la tragedia humana que dejó el sismo, no ha liberado los recursos.

Los 150 mil pesos que dio a los damnificados la federación resultan insuficientes, explicó, porque la Comisión Nacional de Vivienda (Conavi) estipula que el espacio mínimo para construir es de 45 metros y que acorde con el costo que la propia comisión maneja es de 4 mil pesos por metro. Al hacer la multiplicación del costo por metro el total es de 180 mil pesos.

“La ayuda que dio el Fonden no toda es en dinero. En el caso de la familia Lara que está dentro del padrón de pérdida total, sólo ascendió a 39 mil pesos pero parte de ésta fue en especie, como la entrega de láminas, y el condicionamiento de que sólo dos casas de materiales están autorizadas para usar estas tarjetas, en Jojutla y Tlaquiltenango, lo que fomenta un monopolio”, acusó.

Víctor Hugo explicó que el proyecto que ellos entregarán a los Lara es la planta baja terminada con todos los servicios, que comprende 51.9 metros, y la estructura para la planta alta donde utilizarán las láminas que les entregó el Fonden, con lo que puede ampliar la construcción hasta los 107 metros, detalló.

Pero el despacho de arquitectos requiere aún de 80 mil pesos para concluir la casa, por lo que unió esfuerzos con el presidente de la Asociación de Discotecas, Centros de Espectáculos y Bares, Andrés Remis, quien es propietario de un “antro” ubicado en el centro histórico de Cuernavaca, donde se llevará a cabo un evento para recaudar fondos para usarlos en el término de la vivienda.

También la empresa “José Cuervo” se solidarizó con el acto que se realizará el próximo jueves a las 21:00 horas con un costo de 50 pesos, que incluye un cóctel de bienvenida, precios especiales del consumo de la marca y rifa de algunos regalos.