Redacción SL
Cuernavaca, Mor.- En medio de un pueblo envuelto por la zozobra, con crímenes de autoridades y una oposición política que lo acusa de desvío de recursos, el profesor Abraham Salazar afirma, contrario a la apreciación del fiscal Uriel Carmona, no ve la mano del crimen organizado en los asesinatos de políticos locales.
“No creo porque hasta ahorita, honestamente, a mí nadie me ha hablado, nadie se me acercado, yo lo desecho totalmente, sino ya se me hubieran acercado, algún mensaje, alguna llamada, nada. Yo debo ser honesto conmigo mismo toda la vida, nadie se me acercado, nadie me ha hablado, ningún mensaje, ni ninguna insinuación. Yo no creo que haya el crimen organizado”.
¿Entonces creen que son grupos de la comunidad, externos, o grupos rivales?
“Desconozco totalmente, ni idea, ni yo mismo sé quién pudiera atacarme, no sé”, afirma.
Pero antes, cuando se organizaban como pueblo no había tantos muertos en Xoxocotla, se le subraya.
“Siempre ha habido muertos, pero no como ahora, porque ya son otros tintes políticos o de otros intereses. Antes había muertos porque la gente se caía mal o por los terrenos se mataban también, no en gran cantidad como hoy. Hoy se dio a la luz por los tintes políticos”.
Salazar Ángel sostiene que ningún contendiente o integrante de la comunidad esperaba que detonara la violencia por la búsqueda del poder y en sus 50 años de lucha nunca aspiró a un puesto político, todo fue circunstancial, por invitación de la familia López. Recuerda que cuando Benjamín decidió suplir a su hermano condicionó a su grupo político aceptar la incorporación de Salazar como suplente de fórmula.
¿En algún momento de la contienda vio venir el fantasma de la violencia?
“Nadie miraba ese fantasma, todos estábamos en un solo proyecto, en trabajar como equipo y transformar, era nuestra mejor intención para nuestro municipio. Nunca nos imaginamos que hubiera todo este complejo de decesos”.
¿Y cuándo detonó, qué sintió?
“Cuando sucedió la muerte de Benjamín muchos llegaron a la casa y me dijeron que yo era el idóneo, y les dije que no, que lo tenía que pensar mucho porque después de varios decesos no era tan fácil. Tenía que platicar con mi familia y con grandes discusiones asumí esa responsabilidad, pero jamás me imaginé todo lo que vendría después y lo complejo que ha sido hasta el final”.
¿Y por qué aceptó el cargo en medio de la violencia?
“Tenemos un municipio marginado con 28 mil habitantes, no tenemos un colector general, no tenemos un palacio, un parque como tal; no tenemos espacios recreativos, nos hace falta muchísimas cosas. Tenemos un sistema de agua potable que nos rebasó y que urge echar andar”, refiere.
Blindaje
El chaleco antibalas lo acompaña desde que un tribunal de alzada falló a su favor para rendir protesta como alcalde sustituto del municipio indígena de Xoxocotla. Fue un obsequio de su hermano para protegerlo de cualquier atentado, virtud a los ataques violentos que quitaron la vida a un alcalde y un secretario municipal, sus amigos y antecesores en la presidencia municipal.
El riesgo de ser autoridad en ese municipio, creado por decreto en diciembre de 2017, es de tal magnitud que al profesor Abraham Salazar Ángel de 64 años de edad también lo acompañan dos escoltas de la Comisión Estatal de Seguridad, armados con rifles de asalto.
El chaleco es su compañero constante, excepto donde se siente seguro como el Palacio de Gobierno o centros comerciales con vigilancia estricta, y por ahora, dice, no piensa dejarlo.
“El motivo es por precaución y recomendación de los compañeros porque en este proceso hubo varios decesos y no sabemos ni quienes hayan sido (los autores materiales), por tal motivo debo de vigilar mi seguridad, va en ese sentido”.
¿El chaleco lo va a traer de forma permanente?
“Yo creo que hasta cierto punto. Va a llegar el momento en que tenga que dejarlo, no sé cuándo, pero por ahora no. Digo cuando vaya a lugares que yo presienta que son complicados lo debo llevar, en espacios seguros no lo debo de traer, como en palacio de gobierno, en un centro comercial bien vigilado, en esos lugares principalmente”.
El profesor llegó a la presidencia municipal luego de la muerte de sus amigos de la infancia, los hermanos Juan y Benjamín López Palacios, uno fallecido por enfermedad y el otro asesinado a balazos.
Xoxocotla, camino de la muerte
Xoxocotla, lugar donde hay pinos verdes, en lengua Náhuatl, fue desprendido del municipio de Puente de Ixtla, y con poco más de 27 mil habitantes inició su transición mediante un Consejo Municipal Indígena para el periodo 2019-2021.
En junio de 2021 el pueblo acudió a las urnas por primera ocasión y eligió a Juan López Palacios como su presidente municipal, sin embargo, falleció a los pocos días, víctima de un infarto.
Ahí comenzó el surgimiento de grupos por el poder, aunque finalmente la mayoría designó a Benjamín López, hermano menor del edil fallecido, y su suplente Abraham Salazar, en nuevas elecciones y en asamblea general, el máximo organismo de decisión en Xoxocotla.
Benjamín rindió protesta el 1 de enero de este año para el periodo 2022-2024, pero 11 días después fue acribillado afuera de su casa, situado en la cabecera municipal.
El conflicto por la silla política creció porque el grupo del edil asesinado apoyaron al regidor Raúl Leal como sustituto y posteriormente fue ratificado en asamblea general, pero el profesor Abraham Salazar llevó recurrió ante tribunales estatal y federales para hacer valer su derecho a la presidencia municipal por ser suplente en la fórmula que ganó la jornada electoral con Benjamín López.