Por Moisés Sánchez
Zacatepec, Mor., 12 de octubre. – En la mayoría de las calles de Zacatepec se camina sobre escombros y se ven predios llanos donde antes había casas; reina el desánimo, pero en la plaza ‘Emiliano Zapata’, colonia Centro, el ambiente es diferente. Ahí domina el barullo de cientos de alumnos que toman clases.
A un lado del estadio Agustín “Coruco” Díaz, sede de Los Cañeros, se erigen carpas que emulan un salón de clases, sillas de plástico que tratan de ser butacas y mesas situadas bajo los árboles. Ahí conviven desde el lunes cerca de 500 estudiantes de la secundaria ‘Enrique González Aparicio’ que decidieron tomar clases extramuros luego de que el temblor les quitó su escuela.
“Para los niños esto es una novedad, una experiencia hermosa, lo importante era que dejaran la casa. Esto les ayuda a subsanar la situación psicología del sismo, están felices. Ahora llamamos a la escuela ‘La Enrique González Aparicio a los cuatro vientos’”, reconoce entre risas Roberto Eugenio Campuzano Patiño, director del plantel.
Las clases tenían que continuar por eso buscaron un espacio alterno, aseguró el director. Los daños en el centro educativo, localizado a un costado de la plaza Emiliano Zapata y a 130 kilómetros de la Ciudad de México, son visibles, muros caídos, columnas tronadas y cuenta con un dictamen de demolición.
Era de las escuelas más antiguas en Zacatepec con 43 años y se edificó para los hijos de los trabajadores del ingenio azucarero, pero el sismo de magnitud 7.1 no la respetó al igual que al chacuaco del ingenio de Zacatepec, cuya demolición se escucha a lo lejos.
Fue feo, pegó fuerte. Muchos niños lloraron, pues es su casa… Tras evacuar fui el último en salir, no me quería ir, contó Roberto, tras reconocer que hasta hace unos días compartía la tristeza de sus alumnos.
El sonido de una campana apostada en un árbol indica que los niños deben cambiar de carpa para tomar otra clase.
“Yo quería regresar, extrañaba a mis amigos y me gusta estar en la escuela. Estar acá afuera es mejor que estar en el salón, sientes más bonito. Siento que todos estamos contentos porque nos volvimos a ver y sabemos que estamos bien y no nos pasó nada”, aceptó Gael Gómez Figueroa, de 12 años.
Mirna Plascencia Tapia, maestra de arte y danza, aseguró estar entusiasmada, “aunque inmueble ya no está, la escuela la formamos nosotros…”, apuntó.
“Estamos adaptando el programa las clases, todo tratamos de hacerlo lo mejor que se puede. Le estamos echando muchas ganas”, agregó.
La población estudiantil de la secundaria es de mil 80 alumnos, distribuidos en dos turnos pero en estos días han trabajado por bloques, un día viene el 50 por ciento y al siguiente el resto.
Mañana tal vez sea un día complicado para los docentes: tienen en mente integrar a todos los niños, “a ver cómo nos va, pero iremos caminando, primero Dios”, dijo el director Roberto.
Las expectativas de la comunidad son positivas, continuarán en la plaza hasta que tengan aulas móviles o una sede alterna, pero no saben cuándo suceda eso, se han enterado de que la opción existe, sin embargo, las autoridades no les han dicho nada.