Por Leticia villaseñor
Cuernavaca, Mor., 17 de noviembre.- Doña Esperanza se levantó de la silla y alisó los papeles que tomó con fuerza y guardó bajo el brazo.
Pasó tres horas en una fila hasta que la atendió el personal que le entregó su cheque por 10 mil pesos, los cuales no tendrá que devolver porque Esperanza fue una de los más de 5 mil empresarios damnificados del terremoto del pasado 19 de septiembre.
El día del sismo estaba en plena faena, ella dirige una pequeña cocina económica ubicada en el municipio de Jiutepec. El local sufrió algunos daños pero fue la parte trasera la que llevó la peor parte, se fracturó la pila de agua, la base del tanque estacionario del as y otras estructuras menores.
Una vez repuesta del susto, mandó a sus dos empleadas a sus casas, cerró el local y se dirigió a su hogar donde constató que el movimiento telúrico no causó estragos.
Cerró por un par de días pero los gastos diarios la obligaron a olvidar el miedo y retomar su labor diaria.
“Una tiene que salir adelante, con los daños, con el miedo, con trabajos, pero nos las ingeniamos para salir adelante”, comentó.
La mujer, que desde hace 16 años emprendió su propio negocio, usará el dinero para reparar su pileta de agua y si sobra algo de dinero lo empleará en pintar el local de amarillo.