Por PlayGround
Venus es actualmente un infierno, pero no siempre lo fue. Durante más de 2.000 millones de años -en un tiempo remoto- tuvo agua líquida en la superficie y un clima favorable. Luego las cosas se torcieron.
Sin embargo, a pesar de que la superficie del planeta es desacogeradora, su apacible atmósfera podría ser un escenario para buscar vida extraterrestre. Aquí viene el shock. Mientras que la búsqueda de vida microbiana se ha centrado en mundos rocosos como Marte o lunas de Saturno como Encelado, unos investigadores han sacado una idea que no es descabellada: ¿y si hubiera vida en las nubes de Venus?
En un trabajo publicado en Astrobiology, científicos liderados por Sanjay Limaye, del Centro de Ciencias Espaciales de la Universidad de Wisconsin-Madison, han planteado que deberíamos mirar a nuestro planeta vecino. No dicen que haya vida, sino que puede haberla.
La atmósfera presenta unas condiciones estables. En la capa que existe entre 48 kilómetros y 52 kilómetros de altura, las temperaturas oscilan entre los cero y los 60ºC. La presión atmósferica entre los 0,4 y 2 atm.
La hipótesis del ‘nicho ecológico’ es la siguiente. Durante esos 2.000 millones de años que el planeta no fue hostil, tuvo tiempo suficiente para poder haber desarrollado vida. «Eso es mucho más tiempo del que creemos que ha tenido Marte», apunta Limaye.
Esos microorganismos pudieron haberse ‘salvado’ cuando todo cambió pasando a las nubes: haberse resguardado allí. Los investigadores sugieren que esta podría ser la explicación a las extrañas manchas oscuras que se observan en la capa inferior de las nubes de Venus.
Esta idea de la habitabilidad de las nubes de Venus no es nueva. Surgió por primera vez de la mano del biofísico Harold Morowitz y del famoso astrónomo Carl Sagan en 1967. La hipótesis quedó relegada por falta de pruebas, sin embargo, un estudio en 1999 señaló que las condiciones a altas latitudes son adversas, pero no matan.
Ahora, Limaye la rescata y aporta una novedad. Al igual que en la Tierra, donde los microbios son capaces de saltar de la superficie a la atmósfera, en Venus pudo ocurrir lo mismo. En la mente de Limaye apareció la idea tras una visita a los lagos Taso Kar, al norte de la India, donde las bacterias de residuos polvorientos que mastican azufre a las orillas del lago son capaces de pasar a la atmósfera.
Para comprobarlo, se podría enviar una nave similar a un avión llamada VAMP (Plataforma Manioblabe en la Atmósfera de Venus) que se encargaría de recoger muestras. Este equipo de científicos confía en que se incluya esta nave en la misión rusa Venera D, programa para su lanzamiento a finales de la década de 2020.