Por Antonella Ladino
Cuernavaca, Mor., 22 de noviembre.- El pintor Antonio Carrum Galindo en cada una de sus obras pretende conservar la esencia de un ser querido así como su recuerdo, a través de una pequeña parte de sus cenizas que quedarán integradas de una forma perdurable.
En su opinión, el simbolismo y las imágenes son una expresión de algo interior, “perpetuar la memoria de un ser en una pintura es la posibilidad de admirarla y conservarla en una obra única e irrepetible, porque es ahí cuando las cenizas se vuelven arte”, expresó Carrum Galindo.
Desde hace ocho años, ha elaborado diferentes cuadros con las cenizas de personas, lo cual mezcla con óleo y acrílicos sobre una base de masonite -un tipo de tablero de fibras de madera comprimida- a fin de evitar cuarteaduras y humedad, para que la obra quede protegida.
Las dimensiones de los cuadros son de 40 por 50 centímetros y son aproximadamente 100 gramos de cenizas lo que necesita para la elaboración de la obra.
Actualmente ofrece sus servicios a las familias que incineran a sus fallecidos en la Funeraria Hispano Mexicana y con la autorización de los mismos, el artista elabora lo que caracterizó al difunto.
Lo que plasma el artista es parte de su creatividad que surge a partir de lo que una persona fue a través de sus gustos.
El primer cuadro que realizó fue con las cenizas de sus padres, con ello elaboró la figura de una cruz ya que su madre fue una religiosa católica. El cuadro permanece en una iglesia en Saltillo, Coahuila, lugar donde nacieron sus progenitores.
Hasta la fecha ha elaborado cerca de 10 cuadros que sus conocidos le han solicitado.
A lo largo de su vida como pintor e investigador de la cultura egipcia, participó como jurado en el Concurso de Murales en el Instituto de Ciencias y Humanidades.
Ejecutó también una exposición individual en la Galería Excélsior en septiembre de 1999, una exposición individual en el Sistema de Transporte Colectivo El Metro en julio 2001.
Además una exposición Colectiva en la Casa de Cultura Raúl Anguiano en la delegación Coyoacán en el Distrito Federal en septiembre de 2004.
En los últimos años donó tres piezas de arte egipcio al Museo Nacional de las Culturas en el Distrito Federal.