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Por Leticia Villaseñor

CUERNAVACA, Mor., 12 de julio.- ¿Cómo llegó Cuauhtémoc Blanco a la alcaldía de Cuernavaca? Es un misterio que Eduardo del Río “Rius”, busca desenmarañar a través de su trazo.

“Se apendejaron completamente, pasó como con Vicente Fox, cuántos no votaron por él y fue uno de los peores Presidentes que padeció México”, declaró el caricaturista durante la inauguración de la exposición “Rius para principiantes”, en el Centro Cultural Jardín Borda.

Ataviado con tenis, jeans, guayabera, morral y su humor innato, Rius cuestionó el desempeño del próximo presidente municipal de la capital morelense, “me gustaría hacer una caricatura de Cuauhtémoc, antes y después de su periodo, qué va a pasar con este hombre, ojalá no se rodeé de gente de Televisa o del América”, pidió, al tiempo que admitió que no ha hecho una caricatura de la clase política del estado “porque no me la publican”.

Pero reconoció que si bien, a su sentir, Blanco no fue el mejor candidato sí se respetó la voluntad del pueblo y anheló el día que México tenga una nueva clase política, no de futbolistas, actrices o hasta payasitos –dijo-, que sólo aprovechan su fama para postularse y hacen el ridículo a la hora de gobernar, “ojalá algún día tengamos un verdadero gobierno de izquierda”, ello a pesar de que la entidad es gobernada por el perredista Graco Ramírez.

Para Rius, un enamorado de su profesión, el humor es el pan de vida que incluso, declaró con sarcasmo, es lo único que lo ha librado del suicidio.

Con un dejo de decepción, el férreo crítico del sistema lamentó que sus esfuerzos por cambiar el país hayan fracasado ante la clase política imperante, con 30 millones de analfabetos y 50 millones de pobres.

“Da risa que cada Presidente asegura un combate frontal contra la corrupción, el mayor problema que enfrentamos, ¿el PRI nos va a ayudar contra la corrupción? El mundo siempre ha sido absurdo, sólo hay que leer la Biblia”, atajó.

Sin libertad de expresión

Uno de los principales retos que enfrentan los caricaturistas, compartió, es enfrentarse con el buen o mal juicio de los editores o de los intereses del director que los ven como una amenaza a sus ingresos, ya que es una constante que la temática de sus homólogos sea contra los funcionarios o los empresarios que se anuncian en el medio, no hay libertad de expresión, sentenció, a pesar de que él lleva por lo menos 50 años de criticarlos.

Cuando inició, recordó, tres temas eran tabú: el Presidente, figura a la que incansablemente le ha dedicado su esmero; el Ejército, el cual es intocable hasta el momento, “ya sabemos cómo responden”, y la Virgen de Guadalupe, a la que le hizo un libro, que se vuelve un crudo reflejo de aquellos que ejercen la religión y su trasfondo, subrayó.

Rius fue el primero en hacer una caricatura del Presidente Gustavo Díaz Ordaz, pero el atrevimiento le costó la privación de su libertad y un simulacro de fusilamiento que sólo por la intervención del ex mandatario Lázaro Cárdenas no se consumó.

También padeció la censura y el robo de sus personajes emblemáticos de “Los Supermachos”, cuando, después de 291 números hizo la transición a “Los Agachados”; en el número 100, se despide del lector al darse cuenta de que la editorial Meridian publicó su trabajo incompleto e incluso con dibujos hechos por otros, además de la coerción ejercida desde la Presidencia para que cediera los derechos de los personajes.

Y luego de 60 años…

La exposición en el Borda es la misma que preparó el Museo del Estanquillo Colecciones Carlos Monsiváis, en la Ciudad de México, en 2014, al trabajo del crítico por sus 60 años de carrera y 80 de vida.

En la muestra se exhibe su primer dibujo, la crítica a la represión del Movimiento del 68, el “priísmo”, el Movimiento “No más sangre”, el núcleo reflexivo sobre la historia sangrienta del dominio de la iglesia, el proceso mecánico de sus dibujos, ejemplares del primer cómic político, hasta una pequeña muestra de la muerte, que si bien no es caricatura, se incluyó por ser un lado desconocido del artista residente del pueblo mágico de Tepoztlán.

El desliz

Eduardo del Río reveló que su mayor reto fue el libro de “Filosofía para principiantes” por lo difícil que es hacer humor a raíz de ideas, que le tomó “sólo” siete años; pero también habló sobre su mayor vergüenza “La joven Alemania”, el único libro hecho por encargo.

Al no dominar el idioma, Del Río creyó lo dicho por los alemanes y fue hasta que amigos del país germano le “abrieron los ojos” al reclamarle que de lo ahí descrito, la mitad era mentira, “conocí las ciudades alemanas, comí salchichas e ingenuamente me creí todo lo que me dijeron, afortunadamente el libro ya no circula”, confesó.

Con modestia compartió que sus dibujos son sus hijos pero sin ser perfectos, “depende mucho del estado de ánimo y eso a la gente se le olvida, a mí me purga tener esta clase de gobiernos, fuera del General Cárdenas el resto de Presidentes son una colección de engendros y rateros pero eso nos pasa por agachados”, finalizó.