Por Justino Miranda
CUERNAVACA, Mor.- Agentes de la Policía de Investigación Criminal aprehendieron al sacerdote Omar Aguilar Vega imputado del delito de violación en agravio de un menor de edad, a cuya víctima golpeó y abuso sexualmente de él, según la investigación ministerial.
La Fiscalía General del Estado informó que un juez concedió la orden de aprehensión luego de que el Ministerio Público expuso que en marzo del 2009, Omar Aguilar, entonces párroco del Santuario de Jesús de Nazaret, municipio de Tepalcingo, convocó a sus feligreses al aseo de la iglesia ya que se aproximaba la fiesta del pueblo.
“Alrededor de las ocho de la noche de ese día, Omar llevó al menor al área del coro donde lo golpeó y abusó sexualmente de él. Tras ello amenazó a la víctima para que no denunciara los hechos, sin embargo, los padres conocieron lo sucedido y procedieron a presentar la denuncia por la cual se inició la Carpeta de Investigación JA/UIDD-A/357/2014”, sustenta la Fiscalía.
El aseguramiento del imputado ocurrió en la colonia San Gaspar, municipio de Jiutepec, en atención al mandamiento del juez mixto de primera instancia del VII Distrito Judicial, en la causa penal 007/2015.
Desde diciembre pasado la familia de la víctima denunció ante la Policía de Investigación Criminal de la FGE, con sede en el municipio de Jonacatepec, al oriente del estado, el abuso sexual cometido en contra de su hijo.
Los padres contaron a los agentes investigadores que tardaron tiempo en denunciar el delito porque no estaban enterados del abuso sexual, hasta que en mayo de 2014, alrededor de las 17:35 horas, se encontraban en su domicilio del municipio de Tepalcingo cuando su hijo intentó suicidarse.
Su familia impidió que el menor se colgara y luego de bajarlo lo llevaron al hospital general de Cuautla, relataron a la emisora de radio local Línea Caliente.
Más tarde platicaron con la víctima y finalmente confesó a su padre que el sacerdote Omar Aguilar Vega lo había violado, por lo tanto presentaron la denuncia legal.
Protección divina
El cura Omar Aguilar fue cambiado de la parroquia de Tepalcingo presuntamente por órdenes del obispo de Cuernavaca, Ramón Castro Castro, quien tiene un señalamiento legal por el supuesto encubrimiento de dos sacerdotes acusados de abuso sexual en contra de un exseminarista en el estado de Campeche, de cuyo estado también fue obispo Castro Castro.
En agosto pasado trascendió que el obispo Castro Castro fue notificado por el Juzgado Tercero de Primera Instancia del Ramo Civil del Estado de Campeche, de la demanda, registrada con el expediente con el número 135/15-2016-J30-1, por no haber hecho nada a favor de un adolescente, víctima de abuso sexual, a pesar de que fue avisado directamente por el seminarista.
En la demanda la víctima exhibió textos de correos electrónicos que intercambió con el actual obispo de la Diócesis de Cuernavaca.
“Fue ingrata tu actitud hacia mi personas. Nunca desatendí cuanto me dijiste, llamé inmediatamente a los involucrados y ambos me negaron terminantemente cuanto afirmas. ¿Qué iba yo a hacer a hacer? ¿Obligar sobre todo al más joven a decir lo que aseguraba no era verdad?”, escribió el obispo Ramón Castro en uno de los correos enviados al exseminarista.
La demanda contra los sacerdotes y el obispo Ramón Castro fue interpuesta en mayo del 2015.
Los presuntos abusos contra el entonces seminarista Luis Felipe Izquierdo Cundafe iniciaron, según lo narra en su demanda, en el año de 2007 cuando conoció al padre Martín en la parroquia de la Divina Providencia de Ciudad del Carmen, Campeche. Narró que el sacerdote fue muy bueno con él hasta ganarse su confianza.
En agosto de ese año el seminarista fue llamado por el padre a su cuarto en la parroquia, descrito por el denunciante como lujoso, con muebles ostentosos, colección de perros de porcelana, y relojes caros.
Ahí asegura que el padre Martín le ofreció bebidas embriagantes para después tocarle su partes intimas y forzarlo a sostener relaciones sexuales; tenía 16 años. En su denuncia explica que los abusos se extendieron por años porque el cura le hizo saber que no era malo. Además, relató, no era el único sacerdote que abusaba de otros seminaristas o misioneros menores de edad.