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Foto: Tony Rivera/CiudadanosMx

Por Leticia Villaseñor
CUERNAVACA, Mor., 26 de junio.- La desaparición de los 43 normalista de Ayotzinapa es un evento que debe permanecer en la memoria como exigencia social a las autoridades, a las que les conviene el olvido para dejarlo pasar.
Así se expresó el presidente de la Comisión Independiente de Derechos Humanos (CIDH) Morelos, José Martínez Cruz, durante la novena jornada para exigir la presentación vida de los estudiantes.
Bajo el lema de 43X43, fueron 43 voces, en su mayoría de los integrantes que conforman el Pacto Morelos, como el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) o el de telefonistas, las que retumbaron en las escaleras que coronan con la imagen de Emiliano Zapata, en la plaza principal del estado.
Con el que otrora se conociera como el palacio de Gobierno a sus espaladas, 43 personas volcaron su sentir por el normalista y la familia que aún llora su ausencia. Ahí, José Martínez pidió que Ayotzinapa no quede en el olvido, “es difícil manterse en la lucha por el desgaste emocional, económico y social, y porque en este país no dejan de suceder tragedias que superan a la otra”, expresó.
Admitió con pesar que al interior del mismo pacto hay discusiones por el orden de importancia de las causas, como el conflicto magisterial que desató la reforma educativa y la evaluación magisterial, “pero ambas están relacionadas, son situaciones similares que surgen de la desigualdad, de la imposición y que eran precisamente futuros maestros los desaparecidos, así que las luchas convergen en un mismo origen”, precisó.

El reino de la impunidad
El líder de la CIDH Morelos acotó que el caso de los normalistas en Guerrero dio la vuelta al mundo pero entre los gobiernos implicados “simplemente no hay voluntad política de solucionarlo porque es una violencia sistemática”.
Incluso –dijo-, los padres fueron rebasados en sus obligaciones y pasaron de ser ciudadanos “normales” a los responsables incluso de generar políticas, emitir comunicados y posturas que encabezan movimientos sociales porque les tocó aprenderlo de una manera muy ruda, aprendieron, a consecuencia del dolora, la tragedia y la desesperación, y a pesar de ella.

Para el ciudadano “común”, la violencia se percibe sólo hasta que le toca pero cada vez atañe a más sectores. Para cambiar las cosas debemos hacer un gran bloque, porque de lo contrario las luchas se diluyen, finalizó el activista.