Por Leticia Villaseñor

Tepoztlán, Mor., 10 de abril.- El incendio que consumió más de 240 hectáreas en Tepoztlán –de acuerdo a cifras oficiales-, quedó sofocado la tarde de ayer.

Topiltzin Contreras Macbeath, secretario de Desarrollo Sustentable, dijo que el fuego consumió el 1% de la reserva ecológica del Parque Nacional del Tepozteco.

Las brigadas permanecerán en el lugar el tiempo que sea necesario, afirmó, ya que los restos en brazas pueden avivarse con el aire.

Tepoztlán en llamas

La tarde-noche del pasado martes, vecinos del Pueblo Mágico dieron cuenta de un incendio en la zona alta de los cerros, colindantes al Tepozteco, dieron la voz de alerta entre los mismos pobladores así como a las autoridades municipales y estatales.

Sin embargo, no hubo eco y el fuego se extendió durante la madrugada del miércoles. Diversos pobladores se organizaron para formar brigadas de combate, pero de nueva cuenta la respuesta fue casi nula, al igual que la respuesta de las autoridades tanto locales, estatales e incluso federales.

“El fuego no era visible, estaba en la parte alta de los cerros y sólo se veía el humo”, declaró una de las brigadistas.

Los voluntarios, jóvenes y adultos, hombres y mujeres, se organizaron y se internaron en la zona boscosa para abrir brecha. Llegaron también los brigadistas de la Comisión Nacional Forestal y elementos de la propia Secretaría de Desarrollo Sustentable.

La noche del miércoles se tornó naranja. Los fuertes vientos avivaron las llamas de tal forma que el incendio se salió de control, a pesar del prematuro anuncio de las autoridades estatales que afirmaron que estaba bajo control.

Las redes sociales replicaron incesantemente las imágenes dramáticas del exconvento de la Natividad, en pleno centro del poblado, iluminado por el resplandor del fuego a sus espaldas.

En la madrugada del jueves, sonaron las campanas del barrio de Santo Domingo. El fuego se aproximó a las áreas pobladas del barrio y del poblado de San Juan, a espaldas del Tepozteco.

La situación se tornó crítica e incluso dos familias fueron desalojadas ante la proximidad del fuego a sus hogares, ubicados en plenas faldas del cerro sagrado.

Mientras las autoridades federales estatales y municipales daban una rueda de prensa, en Cuernavaca, los cuerpos de rescate y los brigadistas voluntarios se organizaron. Los primeros en el campo de futbol, por el cerro de Achichipico, los segundos en pleno zócalo de Tepoztlán.

Llegaron helicópteros de la Ciudad de México, Estado de México, de la Marina e incluso de la Policía Federal al igual que personal del Ejército Mexicano.

La voz de alerta siguió en redes sociales ante los anuncios oficiales, por esta misma vía, de que el fuego estaba ya bajo control.

Los ciudadanos pidieron ayuda de víveres, agua, medicamento para quemaduras y protección para los ojos, pero especialmente con palas y rastrillos de metal a fin de abrir brechas que impidieran el paso del fuego.

La respuesta fue masiva. Los anuncios por redes e incluso en medios masivos de comunicación hicieron efecto y por la tarde-noche del jueves se hizo el anuncio de que había suficiente agua, comida e incluso herramienta para que los brigadistas voluntarios hicieran su labor.

Así, tanto gobierno de los tres niveles como los propios tepoztecos controlaron el fuego, sin tregua.

El viernes las labores continuaron ante el peligro de las brasas que se avivaron en determinados puntos, principalmente en el cerro de Achichipico.

El parque de los Venaditos se vio afectado ya que detrás de la zona que resguarda a los animales hay una serie de cañadas que imposibilitaron el paso por tierra y la realización de cualquier brecha que cortara el paso al fuego.

Pequeños magueyes que crecen en las laderas de los cerros así como yerba seca ardiendo cayó sobre las copas de los árboles; el fuego no se propagó ya que no encontró árboles secos o más yerba por donde propagarse.

El denso humo significó otro riesgo. Hizo meya en varios brigadistas y voluntarios sin que se reportara alguna persona de gravedad.

Para el sábado, el fuego estaba contenido y sólo en pequeñas áreas se avivó por momentos. Sin embargo, a proximidad de casas en las faldas de este cerro –a menos de 500 metros-, causó alarma.

“Van tres veces que cargo el auto con maletas”, exclamó una de las vecinas, “nadie nos dice nada, si debemos desalojar la casa, si estamos en verdadero peligro o cómo ayudamos”, abundó. Detrás de su morada, a no más de 200 metros se alza el macizo del cerro Achichipico, ennegrecido, arrasado por el fuego.

Alrededor de 30 soldados y unos 15 “chaquetas amarillas” de la Conafor inspeccionaron el lugar. “No hay forma de apagarlo desde tierra, ni escalando, sólo con el helicóptero”, dijo uno de ellos.

“Causa impotencia ver cómo nuestras montañas se queman, no podemos hacer más”, dijo una de las voluntarias.

El helicóptero de la Marina cumplió sus horas de vuelo y tuvo que ser retirado para su mantenimiento. Los helicópteros de la CDMX y de México ya se habían retirado también. Sólo quedó el de la PF en el campo de futbol.

La aeronave federal sobrevoló de nueva cuenta el cielo tepozteco, una y otra vez roció de agua el lugar hasta que finalmente el “monstruo ardiente” se extinguió. Por la noche, el olor a quemado era el último rastro que dejó el fuego.

Unos 50 brigadistas quedan en el lugar como medida de prevención al igual que los voluntarios del poblado quienes a pesar de su juventud, entre 18 y 25 años, tienen experiencia en el combate al fuego, ya que los incendios en la zona son comunes.

A pesar de la intensidad del siniestro, no se registraron personas heridas ni decesos, sin embargo el fuego sí acabó con diversas especies de fauna local y presumiblemente flora incuso en peligro de extinción.

Será hasta esta semana que se realicen labores de limpia y reconocimiento que se den a conocer los estragos en el valle sagrado de Tepoztlán.