Por Antonella Ladino
CUERNAVACA, Mor., 23 de junio.-Un juego que empezó hace casi 100 años ahora es una traición, la festividad a Juan parrandero se celebra este día en la víspera de San Juan Bautista. Los ancianos que cuentan la historia afirman que Juan parrandero es reconocido ante la sociedad como un santo, irónicamente, pero no ante la religión católica.
El historiador José Luis Rodríguez de Gante explicó que esta festividad es una de las más antiguas y, como en la mayoría de los municipios, a cada celebración de un santo le realizan la víspera su festividad.
Para José Luis, Juan surge de la idea de los jóvenes parranderos ya que inventaron una imagen con características similares a las de San Juan Bautista, afirmó que hasta el momento no se ha encontrado un documento que señale el autor de esta festividad tampoco una fecha exacta, sin embargo dijo que son testimonios de los ancianos que cuentan anécdotas que desde pequeños sus padres ya le festejaban a este “santo insurrecto”.
Juan Parrandero sale de la casa del mayordomo y se dirige a la iglesia donde escuchará una misa alusiva, regresa a la casa del mayordomo para la comilona, que alcanza para todos los “creyentes”, entre tamales, mole y por delante siempre el alcohol. Después se dirige al balneario de Las Fuentes, ahí los invitados se bañan con el santo, enseguida se dirigen al panteón de Jiutepec para después recorrer entre bailes y una pipa que moja a todo aquel parroquiano que cruza por su camino hasta el zócalo de Jiutepec donde permanecen con el “santo” cerca de la medianoche.
Una festividad Colonial que empezó con 10 personas, quienes sacaban al “santo” en la víspera de San Juan Bautista; recorrían las calles, se bañaban en el río que aún corre por las calles de Jiutepec, cuando el agua era potable y la gente sin problemas podía incluso tomar de esa agua. Al “santo” lo acompañaban jóvenes parranderos, bebidas y cigarros en mano, hasta llegar a casa de aquellos que llevaban por nombre Juan o Juana.
La ceremonia de San Juan Bautista se debe a una petición que hacen los habitantes del municipio para el temporal, que empieza en junio. Una alusión con el agua que además se cree que tiene relación con Tláloc, a quien describen como el dios del rayo, de la lluvia y de los terremotos, o con algún ritual de las lluvias para las cosechas. Y en octubre se hace un agradecimiento a San Lucas por las buenas cosechas.
Luis Fierro García, quien ha vivido desde hace 70 años en Jiutepec, recuerda que Juan Parrandero es una imagen de madera que ha cambiado con los años, antes eran dos los juanes. Un juego de jóvenes se volvió una tradición. Con banda, tequila y cigarros los muchachos paseaban en las calles y bailaban con estos santos, era una imagen como cualquiera, y fueron ellos quienes deciden llamarlo “santo” y ahora se le quedó el mote.
El “santo” no es reconocido por la iglesia católica porque no hay indicios de nadie con esas características en la biblia.
El recorrido se hacía solo por cinco o seis casas donde vivían los juanes, acompañados con banda y cada persona con este nombre ofrecía comida y bebida, además de bailar con el santo.
“Ahora se ofrece una misa al Juan, aunque el sacerdote no quiera hacerla, la gente le da dinero además de la limosna que cada quien ofrece durante la misa. Ahora se mueven intereses económicos y hasta el cura recibe dinero a cambio de ofrecer una misa”, destacó Luis Fierro.