Por Antonella Ladino
CUERNAVACA, Mor., 29 de julio.- En una comunidad donde las desapariciones forzadas se convirtieron en algo normal para los adultos, los pequeños decían que todas las fuerzas armadas que tengan un arma siempre sembrarán terror.
“Pequeñas voces”, dirigida por Jairo Eduardo Carrillo y Oscar Andrade, está basado en entrevistas y dibujos de niños que muestra la cruda realidad que se vive en Latinoamérica. La trama aborda la vida de cuatro niños desplazados de su país.
A lo largo de la historia los niños detallan la forma en que fueron víctimas de ejército, y el temor que infundían los aviones o camionetas cada vez que llegaban atiborradas de soldados. Nadie se acercaba a ellos y cuando los veían llegar corrían a sus habitaciones para estar a salvo con sus familiares.
Mediante engaños varios niños fueron reclutados y como anzuelo les ofrecían un trabajo remunerado con un billete. Algunos eran convencidos con la garantía de que mejorarían su economía.
En este lugar los capacitaban para matar, como una persona sin sentimientos, y si alguno intentaba escapar era acribillado.
Aquellos niños de 10 años eran sometidos a entrenamientos pesados, por ejemplo correr con un costal de arena en la espalda o caminar sobre el tronco de un árbol. Si alguno de ellos fracasaba en su intento recibía como castigo quedarse sin comida.
El miedo que estos hombres uniformados y con pistolas en mano provocó en los familiares, orilló a los infantes a vivir con el temor de que en cualquier momento llegaran por ellos para llevárselos. Su alternativa de escape era abandonar su domicilio para buscar refugio en otro país.
Durante la escena se ve cómo las bombas que son lanzadas en el pueblo provocan lesiones graves a los habitantes, incluso pierden manos o piernas.
Con bombas el ejército desapareció a la mayoría de los habitantes en una localidad, lo que provocó que estas familias recurrieran a Bogotá, Colombia,para sobrevivir o al menos para que sus menores no fueran víctimas de estas fuerzas.
“Todas las fuerzas que tengan un arma siembran terror, tengan el escudo de los grupos paramilitares, la guerrilla o el Ejército», se escuchó en la voz de una niña.
Así fueron las circunstancias que los obligaron a exiliarse de sus pueblos y de su tierra.