Por ARTURO RODRÍGUEZ GARCÍA / proceso.com.mx
MÉXICO, D.F. (Proceso).- Como directora del Instituto Politécnico Nacional (IPN), Yoloxóchitl Bustamante Díez contrató de manera discrecional a su exmarido y a su yerno, asignándoles pagos mensuales muy superiores al salario bruto de los investigadores mejor remunerados de la institución.
Desde el inicio de su gestión, Bustamante recibió una y otra vez observaciones de la Auditoría Superior de la Federación (ASF) por prácticas irregulares; fue acusada por investigadores, catedráticos y alumnos de beneficiar a sus allegados con cargos directivos para los que no eran aptos y sus excesos detonaron un movimiento estudiantil que, a cuatro meses de su renuncia, no termina de resolverse.
A través de solicitudes de acceso a la información fue posible obtener los contratos que por adjudicación directa suscribió el Canal Once, la televisora del IPN, con el exmarido de Bustamente Díez, Ernesto Humberto Lammoglia Ruiz.
El caso de Lammoglia no es el único de ese tipo registrado durante la administración de Bustamante Díez. La hija de ambos, Xanat Lammoglia Bustamante, es pareja y socia de José Andrés Amaya Romero, quien fue contratado personalmente por la hoy exdirectora del IPN como asesor.
Xanat y José Andrés son dueños de la empresa Bala Studio, cuya razón social no pudo ser localizada como tal. Dicha empresa se dedica al diseño decorativo cuya peculiaridad es la producción de “muebles eróticos”.
Con una larga trayectoria en la radio, dedicado a dar consejos y presentar temas de salud mental, en abril de 2012 Ernesto Lammoglia salió de Radio Fórmula, donde conducía el programa Lammoglia, la familia y usted. En aquel espacio y en Canal Once se presentó como médico cirujano y especialista en psiquiatría, aunque los contratos no registran profesión ni especialidad.
Al consultar el Registro Nacional de Profesiones, el doctor Lammoglia sólo aparece con cédula de médico cirujano, egresado en 1966 del IPN, pero no hay registro de su especialidad.
Así que el exesposo de Bustamente Díez fue contratado por ella sin especialidad legalmente registrada ni certificación, obteniendo ingresos tres veces superiores a los investigadores mejor pagados del IPN, es decir, los de tiempo completo…
Fragmento del reportaje que se publica en la edición 1998 de la revista Proceso, ya en circulación.
Foto: Benjamin Flores / proceso.com.mx