Leticia Villaseñor
Jojutla, Mor., 26 de octubre.- Le pido una bendición al Papa para toda la gente que perdió su casa, dijo Joaquín Bonfil Martínez, un pequeño de 9 años. Pero Joaquín se cohibió ante cámaras, el frío de las pantallas y la deficiente conexión no permitió una plática hilada que sólo duró dos minutos.
Por primera vez, el uso de la red fungió como el enlace entre países latinoamericanos en desgracia (México, Puerto Rico, Argentina y Paraguay) a través de la cual el Papa Francisco (desde el Vaticano) y niños presuntamente albergados de la Unidad Deportiva “Niños Héroes” en Jojutla se comunicaron por instantes.
“Quiero manifestar mi cercanía y oración a toda la población mexicana”, fueron las palabras que emitió tanto a los damnificados como a las reclusas del Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) número 16, de Coatlán del Río, quienes escribieron misivas que mandaron a los niños del albergue en la que plasmaron los momentos de terror que vivieron durante el terremoto del pasado 19 de septiembre.
Las cartas de las presas y las experiencias de los menores las retomó Tavito, el maestro de pintura de origen argentino que es parte del personal de la Schola, fundación que orquestó el encuentro virtual.
Unos 40 menores pusieron manos a la obra donde dejaron sus miedos pero también sus fortalezas, explicó el maestro.
Mercedes Teresa Palma Santiago, una niña de 11 años, fue quien le explicó al Papa una serie de murales que por espacio de tres semanas hicieron los menores. Uno de ellos, verde en su mayoría, plasmó un paisaje con casas derruidas y personas con caras tristes.
“Hicimos muchas líneas, luego empezamos a dibujar a partir de esas líneas, yo hice una víbora, un ciempiés y una cabeza que simula una sandía”, comentó la pequeña, quien lleva más de un mes en el lugar.
Las líneas son el inicio del caos, detalló Tavito, y ay que transformarlo a partir de lo que ve cada niño. Se debatió e iniciamos el dibujo con una gran rana, porque esa figura agrupó sus miedos, luego se decidieron por un personaje con rasgos chinos, por las casas que donó este gobierno, pero luego lo transformaron en un carro, porque eso idéntica a los mexicanos.
Plasmaron una serie de casas intactas, pero Mario, un joven de 13 años, comentó que su casa que quebró y se vino abajo, luego Luis dijo que a la casa de su tía le pasó lo mismo, por eso las casas están arietadas.
La gente tiene un semblante triste, dibujaron a algunos individuos incluso con lágrimas, pero al final de una serie de cerros está el sol, como señal de esperanza, abundó María, una joven animosa que completó la explicación de uno de los murales.
Mi mayor miedo es que vuelva a temblar, dijo Susy de 7 años. Mi escuela se cayó, se movían las escaleras y detrás de mí cayó el teco… Susy hizo una pausa porque el miedo la embargó, movió la cabeza y dijo resuelta que volverá a correr tan rápido como lo hizo para que el teco no le caiga encima.
Ramón, un joven de secundaria, se mostró reservado y evasivo con el tema del sismo. Su casa se vino abajo y sus abuelos resultaron heridos. Él no habló del tema desde entonces y no quiere hacerlo, la pintura le ayudó a plasmar sus miedos.
Durante el acto del fallido enlace con el jerarca máximo de la iglesia católica, varios padres de familia recriminaron que sus pequeños no fueron incluidos en el grupo que intentó hablar con el Papa.
Angela Michel rompió en llanto, al igual que Jorge porque vieron a los demás niños sentados en medio del improvisado salón de lonas y ellos quedaron como simples espectadores. Sin importar que no alcanzaron playera de la Fundación Schola, Tavito los tomó de las manos y los colocó con los demás.
“En este albergue sólo ay unos 25 niños, no más. No sabemos de dónde trajeron al resto”, dijo Alma Díaz, abuela de Mónica, otra pequeña que no formó parte de los “elegidos”.
El corto tiempo que desde el Vaticano le cedieron a los damnificados de Jojutla se acabó. En seguida tres reclusas Pamela, Gabriela y Claudia, quienes agradecieron que no fueron olvidadas a pesar de las condiciones en las que se encuentran. Este es un lugar donde se pone a prueba la fe la confianza y el amor”, dijo una de ellas.
Al terminar, el Papa sólo envió bendiciones con la mano, “sigan adelante por el camino de la luz, no tengan miedo de construir caminos de paz y entendimiento”, dijo.
Luego el sonido de la transmisión fue interrumpido para dar paso a la presentación de los boxeadores Humberto “La Chiquita” González, José Isidro “Pipino” Cuevas, Ana Arrazola “La Bronca”, Rafael “Bazooka” Limón y Guadalupe Martínez, todos campeones en su categoría.
Una pareja de niños se puso los guantes de box y por algunos minutos los pugilistas enseñaron cómo hacer un “jab” –movimiento recto-, en tanto, las pantallas sin sonido mostraron la imagen del Papa, quien siguió con los enlaces con los demás países latinoamericanos.
Finalmente José Sulaimán, presidente del Consejo Mundial de Boxeo, anunció que el próximo lunes colocarán un saco de box y donarán guantes para que los niños y papás damnificados puedan entrenar o sacar el estrés con un poco de boxeo.