Por Leticia Villaseñor

CUERNAVACA, Mor., 11 de septiembre.- Salió de casa atribulado, preocupado por llegar a tiempo al trabajo, la distancia, el tiempo. Un conocido le dio un “aventón” al centro de Cuernavaca y así se despejó un poco con la charla.

Llegó a su destino, bajó del auto, se despidió de su amigo y se dirigió a su centro de labores. Sacó el celular y ocupado en revisar sus mensajes, no notó que un joven se acercó y en segundos el sujeto le arrebató el celular.

Él le dio alcance y forcejearon, se enfrascaron a golpes hasta que se salió del trance cuando escuchó gritar a una mujer.

Fue inmovilizado por un policía municipal mientras el otro hombre ya era esposado. La mujer que gritó relató lo que alcanzó a ver a los policías y se fue.

A ambos hombres los pusieron contra la patrulla 1176 y uno de los elementos les dijo: “Entonces, ¿cómo nos arreglamos?”, el presunto asaltante ofreció el contenido de su mochila, un celular sony Xperia negro (con valor comercial de 2 a 6 mil pesos) y con ello evadió los separos y una posible pena mayor ante sus antecedentes penales.

Los policías lo dejaron en libertad.

Pero la víctima se negó a “mocharse” con la autoridad por lo que fue llevado para su certificación a Torre Morelos donde un médico legista confirmó que no se encontraba bajo el influjo de sustancias tóxicas.

De lo que sí dio cuenta fue del esquince en la rodilla que los oficiales le causaron cuando lo subieron a la patrulla, donde permaneció boca abajo todo el trayecto y con la fuerza de las botas sobre la articulación.

Fue remitido a los separos municipales localizados en el Sector del Mercado Adolfo López Mateos, donde dio cuenta de sus pertenencias pero olvidó la causa de la revuelta, el celular del trabajo por el que afanosamente luchó y lo mandó hasta el sitio aquel.

Lo entregó de último momento, antes de que fuera hacinado en una celda, hizo hincapié en que lo anotaran en la lista con una promesa vana.Sus compañeros le advirtieron que mejor lo diera por perdido ya que si no fue anotado de inicio, no lo recuperaría.

Hizo su llamada de ley; llegó un amigo a socorrerlo. La autoridad le otorgó un descuento del 90 por ciento en su multa, ya que fue acusado de alterar el orden público, agresión y hasta de acoso, ya que en la reyerta golpeó sin darse cuenta el pecho de la mujer que intervino.

De 5 mil pesos pagó 500 y le regresaron sus pertenencias… sin el teléfono celular.

*El nombre y descripción de la víctima se omiten por petición de ésta, ante el temor expreso del ladrón liberado y de los policías que lo detuvieron.