Por la redacción

CUERNAVACA, Mor., 14 de enero.- Los policías del estado se convirtieron en los primeros agresores de los periodistas en dos años, dijo la reportera Maciel Calvo Elmer, integrante del Mecanismo de Protección a Periodistas de Morelos.

Durante el cambio de los cinco representantes de periodistas en el Mecanismo Local, se dio a conocer que durante los dos años de vida del instrumento que protege a periodistas han atendido 13 casos de agresiones.

Robo o daño a equipo de trabajo, extorsión, amenazas, agresión física o abuso de autoridad, son las principales  agresiones que sufrieron los reporteros o camarógrafos que pidieron la intervención. En algunos casos se consideró la designación de escolta personal, seguridad perimetral, vigilancia al domicilio de los beneficiarios, ya hasta alojamiento en un domicilio seguro; traslados vigilados a cumplir coberturas informativas en zonas de riesgo.

Durante el informe y toma de protesta de los nuevos cinco periodistas integrantes del comité, la periodista y defensora de la libertad de expresión externó:

Todos somos Charlie, todos somos Goyo, todos somos Regina, todos somos Moisés, todos somos… si todos somos aquellos cuya ausencia o muerte es injustificada y producto la estúpida violencia institucional o criminal.

Históricamente y en la actualidad los reporteros –gráficos y escritos- no sólo hemos sido observadores y documentadores de la putrefacción política y social que alimenta la criminalidad, sino que en el empeño por denunciarla e incitar a la organización ciudadana para exigir limpieza institucional, probidad y el cumplimiento a cabalidad de la ley, aportamos la cuota de sangre a lo que llamamos democracia.

Tan es así que México sigue siendo uno de los países del mundo más peligrosos para el ejercicio periodístico. Entidades como Tamaulipas y Veracruz se han convertido en zonas de silencio, debido desfachatez de los grupos criminales, la debilidad, la omisión y hasta la complicidad del Estado.

En otras entidades, donde aparentemente hay mejores condiciones de seguridad, el ejercicio periodístico está en latente riesgo y es orillado al silencio forzado. Algunos colegas desertan, otros resisten o unos pagan con la pérdida de su empleo, con su libertad o con la vida su osadía.

De acuerdo con la organización Artículo 19, cada 29 horas una reportera o reportero es agredido en México. Lamentablemente la lista de ataques a periodistas está nutrida por varios casos suscitados en Morelos, siendo los servidores públicos y particularmente los policías los principales agresores.

En julio de 2010, derivado de la aparición de mantas con mensajes amenazantes contra periodistas por parte de un grupo delictivo, surgió el debate entre las y los compañeros del gremio de adoptar medidas de autoprotección, capacitarnos y profesionalizarlos, y sobre todo la urgente necesidad de exigir al Estado Mexicano y a los gobiernos en turno de cumplir a cabalidad con su responsabilidad legal y moral de garantizar los derechos a la libertad de expresión y el acceso a la información pública.

Después de duros debates y de sortear resistencias por todos los flancos, se logró concretar un convenio para la creación del Mecanismo de Protección a Periodistas del Estado Mexicano que fue suscrito, además de quienes conformamos el “Foro de Periodistas” saliente, por el gobierno estatal y representantes de la Secretaría de Gobernación, colocando a Morelos como estado pionero.

Es necesario recalcar que la instauración de este mecanismo, que muchos consideran como insuficiente e imperfecto, no fue ninguna graciosa concesión de ninguna autoridad, fue producto de la lucha de un grupo de reporteras y reporteras  que de manera voluntaria y honorífica  aportaron ideas, tiempo y sobre todo esfuerzo para demoler muchos obstáculos en el camino para exigir la protección y el respeto al ejercicio periodístico.

A más de dos años de la operación del mecanismo, se han atendido varios casos de compañeros y compañeras agredidos. Afortunadamente, no ha sido necesaria la aplicación de medidas extraordinarias protección y, a diferencia del mecanismo federal de protección a periodistas, se procuró acoger todas las solicitudes de intervención y dar la atención más ágil y certera posible.

En lo personal, lamento que en algunos casos el mecanismo no haya respondido a las expectativas de algunos beneficiarios de las medidas de protección, pero esto nos obliga a reflexionar y a realizar aportaciones, para que en esta nueva etapa nuestros compañeros y compañeras que formarán parte del “Foro de Periodistas” tengan el apoyo y las herramientas necesaria para velar por nuestro objetivo en común.

Agradezco las aportaciones al mecanismo realizadas por la Comisión de Derechos Humanos, el Instituto Morelense de Información Pública y Estadística, la Comisión Independiente de Derechos Humanos, a Lourdes Limón de la fiscalía estatal, al maestro Roberto Soto Castor.

Pero también considero oportuno hacer del conocimiento público la constante ausencia en el mecanismo del Tribunal Superior de Justicia, quien si bien tuvo una destacada colaboración del magistrado Andrés Hipólito Prieto en la construcción del mecanismo, en el último año ha mostrado un completo desinterés por el tema y ha menospreciado los llamados a sumarse  a los esfuerzos y atender temas pendientes relacionados con la cobertura de los juicios orales.

De igual forma, la Comisión Estatal de Seguridad Pública ha sido escasamente receptiva al tema y ha cambiado “N” número de veces a su representante en el mecanismo.

También es pertinente destacar la preocupación sobre permanencia de viejas prácticas que buscan inhibir el ejercicio periodístico. Aun en los gobiernos más progresistas vemos todavía que secretarios de despacho recurren a su influencia y al telefonazo para pedir el despido de los reporteros, no hace mucho ocurrieron aquí dos casos.

También vemos como algunos diputados y presidentes municipales recurren a las más viles pericias para intimidar, provocar temor y con ello el silencio, ante su falta de capacidad, razón y conocimiento para debatir y agotar el camino del diálogo y la legalidad para la resolución de diferencias. Incluso altos funcionarios se han atrevido a decir que en Morelos los reporteros hacemos “terrorismo periodístico”, cuya expresión no es más que un signo de intolerancia.

A pesar de ello, quienes por convicción decidimos impulsar el mecanismo logramos dar pequeños pasos: está en marcha la elaboración de un proyecto que pretende elevar a rango de ley el mecanismo para que sea de observancia obligatoria; se deja en construcción una campaña de sensibilización a los policías, demás servidores públicos y a los ciudadanos sobre la importantes de la libertad de expresión y la profesión periodística; también esperamos que en breve la Fiscalía General del Estado, que ya publicó su nuevo reglamento,  instaure la unidad de atención a delitos cometidos en agravio de periodistas.

Cabe destacar que desde finales de julio, los delitos dolosos cometidos en agravio de periodistas son sancionados con penas mayores, al entrar en vigor una adición al artículo 58 del Código Penal para el Estado de Morelos realizada por el Congreso local a petición de miembros del mecanismo.

En este contexto, hago un llamado a las instituciones a no socavar la libertad de expresión y la actividad periodística, y si a cumplir con sus obligaciones legales y morales porque este tema  no tiene que ver con situaciones personales, políticas, partidistas, sino con la exigencia del respeto a los derechos humanos consagrados en la Constitución.

Confió en que habrá una reflexión institucional, con miras a proteger la actividad profesional de las y los reporteros, sobre en tiempos complejos  que se avecinan durante el proceso electoral.

Quiero reconocer  el empeño de mis compañeros Oswald Alonso, Tlaolli Preciado y Justino Miranda, que fueron algunos de los pioneros de este mecanismo, y con mucho agrado y por supuesto con el respaldo de quienes hoy estamos de salida, damos la bienvenida a Estrella Pedroza, Jesús Castillo, Claudia Marino, Máximo Cerdio y Antonio Rivera.

Finalmente, aprovecho la ocasión para hacer un llamado a todo el gremio (reporteros, fotógrafos y camarógrafos) para dejar de lado las falsas susceptibilidades y apoyar en la medida de lo posible a nuestros colegas que hoy asumen la representación de los periodistas en el mecanismo. Lo ideal es que no ocurran más agresiones, pero si eso pasa debemos estar unidos. Llamo también a la actualización, la profesionalización y a la dignificación de nuestra labora, así como a realizar a una autocrítica y desterrar las viejas prácticas que han puesto en juego la credibilidad del gremio, nosotros como informadores y opinadores estamos obligados a mostrar la misma ética y rectitud que exigimos a los demás.

Por nuestros compañeros ausentes, pedimos su presentación con vida; para nuestros compañeros asesinados queremos justicia.

 

Claudia Marino, nueva integrante del mecanismo exhibió el incumplimiento del Tribunal Superior de Justicia de Morelos (TSJ), pues a la mayoría de las sesiones no se presentó, ni presentó argumentos para su ausencia.

Reporteros salientes como entrantes llamaron al Poder Legislativo a hacer ley el mecanismo y dar herramientas jurídicas para salvaguardar la integridad física de los periodistas y sus familias que hacer coberturas de alto riesgo. Además, exigieron ministerios públicos capacitados en la atención de delitos cometidos contra periodistas.

En respuesta, el secretario de gobierno Matías Quiroz, anunció que a más tardar en una semana se instalara una unidad especial receptora de denuncias con criterios de investigación en libertad de expresión.