Por Oswald Alonso
El diagnóstico del gobierno del estado era que el gobernador Graco Ramírez goza de muy buena imagen en la región sur de Morelos. Este factor lo utilizó para recomendar se sometiera a la revisión popular del monstruo (Coruco), y enfrentara a 20 mil aficionados drogados de adrenalina futbolística.
Pensamos que con los niveles bajos en la aceptación de su imagen, probado con las rechiflas en otros actos multitudinarios, no se atrevería. Me equivoque. Si fue, no sólo eso, dio la patada inaugural del juego Zacatepec contra Las Chivas.
El plan B era cortar el listón inauguran en el túnel de acceso principal a la cancha, evitando al monstruo come todo. No fue así, osado como lo es, le pegó a la pelota. Antes y después se escucharon las rechiflas y las mentadas en las tribunas, con el consabido «Ehhhhhhh, putooooooo», que ni la misma FIFA catalogó como «ofensivo» durante el mundial de Brasil.
Con este hecho, está más que probada la crisis de aceptación de los ciudadanos al gobernador. Las causas son multifactoriales. Desde el incumplimiento de acabar con la inseguridad hasta la actitud prepotente que en ocasiones asume el mandatario hasta con los ciudadanos de a pie.
Sus viajes al extranjero, o quizá también su negativa de someterse, como lo prometió, a una consulta de revocación de mandato. No lo sé, para ser más claros.
Lo que sí está a la luz de las evidencias es también una promesa a medias. A los reporteros que dan cobertura a sus actividades prometió conferencias de prensa semanales, reuniones permanentes para escuchar opiniones. Así abrió, con humor y disposición de responder a casi todas las preguntas de los reporteros.
Sin embargo, después de enfrentarse con algunos reporteros por las preguntas que hacían, dar mensaje contradictorio en varios temas, en su equipo de trabajo decidieron no arriesgarlo más a preguntas incómodas o que lo ponían sistemáticamente contra la pared.
Las conferencias ahora son anuncios o monólogos, de cualquier forma no hay diferencia. Lo que trata de evitar son las preguntas. Piensan que distante limpiará, refrescará o modificará su estilo de comunicación. El problema de fondo no es él sino los asesores.
Como sea, el impacto negativo de las formas de resolver conflictos sociales, de la insistente justificación y apoyar a todas las iniciativas del presidente Enrique Peña Nieto, las quejas de tortura y abusos de la Policía Estatal de Mando Único, son parte del catálogo de posibilidades negativas que le merman.