Por Oswald Alonso
Las muertes de Eliseo Barrón y Gregorio Sánchez, en diferente momento, han marcado una línea imaginaria hacia donde debemos caminar los periodistas, muchos sin saberlo lo hacen. Con la desaparición y muerte de Goyo, todos lloramos en las redacciones esperando con fe que apareciera; es real, esperábamos que sus captores se apiadaran con la presión y en un acto humanitario lo liberaran.
Los más incrédulos exigían que el gobierno cumpliera con su obligación de proteger a su hijo, el ciudadano Goyo pero terminó en un doloroso golpe a los periodistas que se sumaron desde todos los rincones a pedir por él.
Este caso como el del hermano Eliseo, nos dan bofetadas ¡mecas! por estar en fragilidad. Cuando se oficializó la localización del cuerpo sin vida de Goyo, muchas redacciones pararon y en silencio lloraron, algo parecido pasó con Eliseo pero se manifestó menos el sentimiento de muchos, por miedo, no era para menos.
En la desgracia, como ocurre con miles de víctimas de la violencia, los reporteros hemos aprendido de las tragedias de los periodistas en los estados del país; hemos aprendido a ser más solidarios, a apretarnos las manos, abrazarnos para llorar juntos de impotencia cuando no sabíamos que hacer en una emergencia.
Hemos aprendido a pedir ayuda, nos han escuchado y nos hemos agrupado alrededor de los que con preocupación nos ven con ternura pues lloran nuestros muertos con nosotros. Hemos aprendido a ayudar a otros que como nosotros, viven zozobra en sus regiones. Lo mejor sería que Eliseo y Goyo estuvieran aquí, con nosotros ayudando a más pero, eso no es posible. Lo que sí es posible es que evitemos más dolor siendo solidarios.
En el último encuentro en el Distrito Federal, nos reunimos decenas de reporteros, algunos nos recriminaron lo “culeros” que somos pues nos hemos abandonado. Después, el padre Solalinde nos expresó algo que aún me quita el sueño cuando en las noticias se escucha de periodistas en riesgo.
El padre nos rezó: “hagan comunidad”. ¿Será tan difícil que seamos una comunidad?, ¿que ve por sus hermanos, sus problemas y soluciones?, yo estoy seguro que no. Que podemos llegar a ser tan solidarios en una gran comunidad que nadie nos hará daño por lo grande que son nuestros corazones. Por ello, aquí el mío.