Por Leticia Villaseñor

Cuernavaca, Mor., 3 de diciembre.- El secuestro, homicidio doloso y extorsión prevalecen en la entidad, al menos así lo señala el Atlas de la Seguridad y la Violencia en Morelos versión 2015, que fue presentado esta mañana en la Biblioteca Central de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos.

Rodrigo Peña González, investigador del Colectivo de Análisis de la Seguridad con Democracia, uno de los responsables de dicha publicación, reveló que la inseguridad es el tema que más preocupa a los morelenses, aún por encima del delito del narcotráfico.

Preocupa más la corrupción y la falta de empleo, destalló, lo que presumiblemente debe orillar a las autoridades a buscar otras fuentes para combatir el narcotráfico que derive en menos daños,  menos víctimas.

El investigador dijo que a pesar de reducciones más no significativas en los delitos de secuestro, homicidios dolosos y extorsiones, Morelos sigue entre el quinto y décimo lugar en la media nacional.

Peña González recordó que la versión 2014 del Atlas reveló la existencia de un corredor de la violencia entre Morelos y Guerrero, especialmente en el trayecto de las autopistas.

“En el caso de Morelos está claro que por donde pasa la carretera ocurren los delitos más violentos, que incluye a 18 de los 33 municipios”, aclaró que en el caso de Guerrero la violencia tiene características diferentes que se deben analizar desde otra perspectiva.

Recalcó que si bien el narcotráfico en la entidad es una realidad innegable, el Colectivo no cuenta con la información precisa para determinar que es un trasiego de droga debido a que la información pública es escasa y en ocasiones imprecisa.

Aunado al tema de la inseguridad y la violencia imperante, el tema de percepción entre autoridades y ciudadanía es tensa, especialmente si es local, “genera mayor desconfianza y la forma en que interactúa es ríspida; el tema del Mando Único exacerba la tensión”, estimó.

Rodrigo Peña rechazó que las autoridades hayan tenido un acercamiento con la agrupación que integra, a pesar de que son especialistas en el tema, a pesar de los hallazgos a los que ha llegado.

El año pasado, luego de los asesinatos del catedrático Alejandro Caho y su esposa Sara Rebolledo, el rector de la UAEM, Alejandro Vera, denunció el nulo interés de las autoridades estatales y locales por conocer el contenido de la publicación y hacer uso de ella, lo cual, a decir del investigador, persiste.