Por Leticia Villaseñor

 

Cuernavaca, Mor., 9 de febrero.- Rubén Gerardo regresó a su tierra natal luego de nueve años de vivir en la ciudad norteamericana  de Charlotte en Carolina del Norte. Esa noche de finales de septiembre llovió a cantaros pero eso no fue impedimento para que los pobladores de la comunidad indígena de Coatetelco, en Miacatlán, se volcaran a recibirlo, aunque fuera en un ataúd con sus retos.

Rubén Gerardo era el tercero de los cinco hijos de Román Galindo y Elia Chávez. Tenía 20 años cuando se fue de “mojado” al “otro lado”, hace nueve años  en busca de un trabajo que pudiera ayudar a la precaria situación económica familiar. Trabajó como jardinero y en varias construcciones a pesar de haberse graduado con honores de la preparatoria técnica en Administración.

Conoció a Azucena Zamorano, con quien procreó a Rubí, quien nació hace cuatro meses y quien llamaron Rubí, en alusión al jugador de futbol brasileño Rubens Fernando Moedim, mejor conocido como Rubinho, apodo con el que lo conocían sus amigos de futbol en Coatetelco.

 

Idioma, barrera y causa de muerte

 

Román Galindo, padre de Rubén,  explicó este día ante medios de comunicación, en Plaza de Armas, que el año pasado él pidió a su hijo que le enviara un arma. La inseguridad en Morelos, dijo, a eso lo orilló. El joven reunió el dinero y consiguió el arma pero a decir del padre de la víctima, decidió que no la enviaría para evitarse problemas con la ley.

Azucena Zamora narró que la noche del 6 de septiembre, su pareja decidió llamar al 911 para entregar el arma la cual estaba sin balas.  “La operadora le dijo que saliera pero no terminó de hacerlo cuando dos policías le dispararon. Lo mataron sin que él hubiera hecho nada”, dijo a un medio de aquella localidad.

Según el reporte policiaco, difundido por medios estadounidenses, los oficiales Courtney Suggs y David Guerra fueron al lugar alertados por la llamada de un hombre que dijo estar armado. Cuando llegaron vieron a Galindo afuera de los apartamentos Hunters Pointe ubicado en la cuadra 1900 de Prospect Drive y notaron que tenía un arma.

A decir de Pablo Antonio Castro Zavala, presidente de la confederación Internacional de Morelenses que acogió el caso, Rubén salió con el teléfono celular en la mano.

El jefe de la Policía de Charlotte-Mecklenburg, Kerr Putney, dijo entonces que Galindo se negó a obedecer “múltiples” órdenes verbales para que soltara el arma, que presuntamente tenía en su poder, por lo que los oficiales le dispararon al percibir una amenaza letal inminente.

Dijo además que aparentemente hubo una barrera de lenguaje entre Galindo y los oficiales, de quien no se ha dado a conocer si hablan o no español. Hasta el momento los oficiales están suspendidos hasta el cierre de las indagatorias.

 

Castro Zavala expuso que de acuerdo al video que les fue entregado para la exigencia de justicia y remuneración económica que exige la familia, el joven fue baleado de manera instantánea al salir de su casa.

Cuando Román Galindo se enteró que su hijo fue asesinado, acudió a las oficinas de Migración en Morelos donde la respuesta fue “no podemos hacer nada”, denunció. El consulado en Carolina del Norte sólo intervino para enviar los restos de su hijo a Coatetelco.

Durante el sepelio, el padre le preguntó a un hombre que tomaba fotografías si alguien podía ayudarlos, así fue que este personaje, cuya identidad no fue revelada, fue el enlace con la Organización de Migrantes.

Pablo Castro adelantó que la siguiente semana estarán en el Senado para llevar el caso del morelense, asesinado a manos de elementos policiacos de EU, cuyas quejas en su contra se han incrementado por los abusos y homicidios cometidos en contra de la comunidad hispana y afroamericana, especialmente desde la llegada de Donald Trump al poder.