Por Oswald Alonso
Por años ha hurgado donde pocos periodistas lo han hecho: en cajas con papeles viejos, donde están guardados los más grandes secretos políticos de este país; donde se escondieron las más vergonzosas decisiones de los presidentes, y las más aberrantes relaciones Prensa-Poder.
Ahí, en el Archivo General de la Nación (AGN), Jacinto Rodríguez Munguía, encontró un documento tan vigente como lo es el PRI, el PAN, o el PRD, juntos. Se trata de la biblia del poder, un manual que bien lo pudo haber redactado Nicolás Maquiavelo.
Es la guía perfecta para la represión, el camino idóneo para la dictadura moderna de la que no hablan los pensadores contemporáneos de la democracia. Es pues, la literatura que recuerda a los políticos priistas sus más predilectas prácticas; es un texto que tienta a los que presumen sangre de demócratas de izquierda.
El documento es sólo un capitulo que guía a la dictadura perfecta. Nos recuerda que el “dinosaurio” reencarnó en color amarillo, naranja o verde. Que espera abajo del mar pensando el cómo asaltara nuevamente México.
Para acentuar la necesidad de que el PRI disponga de un instrumento organizado teóricamente que desarrolle en su favor una propaganda institucional y no incidental, se consigna esta idea: Por la de la propaganda política podemos concebir un mundo dominado por la Tiranía Invisible que adopta la forma de un gobierno democrático.
Bajo esta condición una democracia como la mexicana puede obtener niveles de control equivalentes a los que lograría por la violencia y el terror, una dictadura que solo pudiera ofrecer a la ciudadanía espejismos y abstracciones.
El control de la opinión pública en un régimen totalitario es elemental. – la propaganda política de una democracia no puede y no debe imitar la del estado dictatorial pero si aprenderle muchas cosas: fe en sus recursos ; persistencia en la acción; rapidez para proceder en los conflictos ; interés por todos los problemas políticos, sean estos reducidos o gigantescos;, y otorgar a todos el mismo trato urgente – y a cambio en una democracia, como quedo dicho, se complica y en ocasiones resulta imposible.
Las dictaduras reprimen por la fuerza las ideas y expresiones populares.en un gobierno democrático, este control debe alcanzar calidad de arte, toda vez que intente manejar ciudadanos libres, capaces de resistirse a la acción de las autoridades y capaces de llevar el contagio de su resistencia a los demás.
…no obstante esta rápida selección de métodos -todas las formas de l apalabra escrita para los mejores dotados; imágenes gráficas, los usos audibles y visuales de la radio, la tv y el cine para los menos capacitados- que influyen los diferentes sectores para obtener resultados colectivos, La Propaganda política debe utilizar todos los vehículos de difusión: Prensa, Radio, Cine, Televisión, Teatro, Ediciones Institucionales, carteles y Relaciones Públicas.
El ensayo fue encontrado por Jacinto en el año 2001. Se trata de un fajo de 41 folios. Es una obra de arte de filosofía y estrategia política mediática en su más alto nivel, escribió Jacinto en su obra La Otra Guerra Secreta donde publicó completamente el ensayo escrito para un presidente de México del siglo pasado.
El ensayo sin firma, fue encontrado en una caja que contiene documentos de la secretaria particular de Luis Echeverria Álvarez, se cree que se elaboró entre 1964 o 1965. Ya gobernaba Gustavo Díaz Ordaz.
Este manual de la dictadura perfecta está tan vigente que ahora sirve a gobernadores que se dicen independientes, demócratas de izquierda, sociales demócratas, etc.
El fragmento que he compartido, lo he hecho para provocar la reflexión ahora cuando existe en el ambiente social la sensación de que los que vendieron la idea de ser demócratas asumen prácticas engañosas, ficticias, virtuales, como las que se enlistan en el ensayo. Los ciudadanos tenemos que aprender a identificar esos infames engaños.
Demócratas que se dicen respetuosos de las libertades. Cuando se lanzan críticas, la respuesta del estado es contundente: aplastar a los periodistas críticos o ensuciar la imagen del ciudadano denunciante de las peores políticas públicas del estado.
La tentación del dinosaurio vence, ejemplos los vemos en las izquierdas.