Por Oswald Alonso
En Morelos está a punto de pasar algo muy grave qué –espero- cambie el rumbo de la vida social que nos envuelve, en muchos casos para mal. La Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM) y su rector, el psicólogo Alejandro Vera Jiménez han hecho lo que no estábamos acostumbrados a ver, escuchar y leer: encabezar protestas contra el gobierno por la inseguridad, por reformas legales y por su solidaridad con los movimientos sociales del estado.
Esta universidad está cambiando. La forma de cómo se conducía un rector cambió –parece que para bien- pero no sabemos si es pasajero o logrará conciencia en los estudiantes de esta generación que toma clases en las aulas de preparatoria y universidad. ¿Es necesario cambiar en este tiempo? Pensamos que sí pero en todos los sectores.
Qué ha hecho la UAEM para que pensemos en que su visión y misión cambió, o empezará a cumplirse su misión para la que fue creada, si así lo piensan quienes dirigen el destino de miles de hombres y mujeres que le llaman alma mater.
Tras el asesinato del director de la escuela de Trabajo Social de la UAEM, Alejandro Chao y su esposa Sara Rebolledo, en mayo de 2014, la UAEM convocó a una movilización para exigir el esclarecimiento del doble crimen y un alto a la violencia en el estado.
En cuestión de horas, los homicidas fueron capturados y el entonces secretario de Gobierno, Jorge Messeguer, en un acto de torpeza política imperdonable, exigió la cancelación inmediata de la marcha. Ante la negativa del rector y del secretario de Extensión universitaria, Javier Sicilia (activista del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad). El episodio parece que fue el inicio de un rompimiento entre la UAEM y el gobierno que encabeza Graco Ramírez, que persiste; no se ven señalaes de paz del lado oficial, menos del lado universitario.
Para incrustarse en el tema de la seguridad, la UAEM convocó a los Diálogos Políticos por la Seguridad Ciudadana, llamó a pueblos de Morelos, a académicos, investigadores e incluso de manera forzada con periodistas. Este hecho le dio un posicionamiento en la escena social que ahora mismo desconocemos qué tanto permeó en la calle. De ahí salió un buen producto: el Atlas de la Violencia. Esta investigación nos dijo que la estrategia de seguridad del gobierno había fallado, ya lo sabíamos pero no existía hasta ese momento un instrumento académico que nos lo dijera.
A mediados del año pasado, Alejandro Vera denunció ante la Procuraduría General de la República amenazas en contra de su familia provenientes de la propia Fiscalía General del Estado. El rector Vera Jiménez acusó: “Mi familia está desmantelada por esta situación, mis hijas tuvieron que salir del estado porque no estaban seguras aquí, yo no quiero vivir en un estado en el que todo mundo debe estar escoltado para dar un paso en la calle”.
A finales de 2015, la UAEM anunció una crisis financiera que le impedía cubrir las quincenas y aguinaldos de su base trabajadora por lo que pidió apoyo a la federación y al estado, que se comprometió con gestionar 100 millones de pesos. Lo que han dicho del lado universitario es que el gobierno federal cumplió entregando los 100 millones pero el gobierno estatal no lo hizo.
La versión oficial es que sí cumplió al grado de que es el gobierno que más ha invertido en la universidad pública. Se aseguró que el presupuesto a la máxima casa de estudios se incrementó en más del 80% los últimos tres años, lo que equivale a 4 mil millones de pesos. Pero los universitarios puntualizan que sólo recibieron poco más de mil 400 millones de pesos.
El pasado jueves los universitarios realizaron una marcha en demanda de que el Poder Ejecutivo haga entrega de recursos prometidos y de que sean concluidas obras de infraestructura. Aunque con menos fuerza también piden al Poder Legislativo lanzar convocatoria para la creación del Consejo de Participación Ciudadana, ultimo paso para que la Ley de Participación Ciudadana sea una realidad que además haría posible la Consulta Ciudadana, el Referéndum y la Revocación del Mandato.
En resumen, éste es el origen del conflicto entre la universidad y el gobierno estatal. Pero en el pleito, el rector no se ha mandado solo, existen otros actores a los que no se le ha mencionado y quizá en la vida institucional de la universidad tienen sustancia importante. Me refiero a que por ejemplo la marcha del jueves y los pronunciamientos hechos por el rector, fueron ordenados por un Consejo Universitario, máximo órgano en la toma de decisiones en la UAEM.
Este consejo ordenó se hiciera público el incumplimiento del gobierno, ordenó se condenara la situación de violencia que vive el estado, también ordenó que se exigiera a los diputados concluyeran las herramientas de participación ciudadana que permitan, entre otras cosas, la revocación de mandato. El rector siguió órdenes de los directores de facultades, de consejeros universitarios. Algo pasó en la misma universidad que no alcanzamos a entender. ¿Ya es una universidad democrática?¿es tan grave lo que pasa en Morelos que una universidad tiene que intervenir para buscar solución?¿es protagonismo puro del rector Vera Jiménez que busca jugar en el próximo proceso electoral?¿alguien mece la cuna en la que duerme el rector?
Lo que buscan el rector y quienes forman parte del órgano de gobierno de la UAEM, es retar al gobernador, quieren doblarlo, medir fuerzas… ¿para qué?¿por qué?
Es claro lo que buscan, los recursos que el gobernador Graco Ramírez les prometió y de paso demandarle resultados en otros aspectos importantes para la sociedad morelense: seguridad y mejor economía.
Ha surgido un nuevo tema a debate: la necesidad de una Pacto Social. Cuando escuché esta propuesta desde el Legislativo, Ejecutivo y ahora desde las entrañas de la universidad me surgió la desconfianza.
Desde hace 21 años, en todas las crisis políticas, regresa el viejo y mal utilizado Pacto Social, firmado por todos los partidos políticos, empresarios y presuntos líderes sociales, firmado por las mafias sindicales sacados debajo de las piedras para firmar algo que nunca se cumplirá, algo que es una mentira recurrente, una promesa que nunca cumplirán los firmantes.
¿Un nuevo Pacto Social? A los únicos a los que les conviene un pacto disfrazado de social es a los políticos, a los sindicatos, a los presuntos líderes sociales, al gobierno. Porque de social no tiene nada.
En la guerra entre la universidad (Alejandro Vera) con el gobierno (gobernador Graco Ramírez), nadie gana; como tampoco nadie ganará en un juicio al gobernador. La historia ya nos lo dijo. Recordemos cuánto tiempo llevamos en pleitos entre políticos, entre amigos que se disputan el poder. Mucho tiempo. El retraso es histórico nadie quiere cambiar. Ojalá que lo que mueva la universidad sean conciencias, más democracia, mayor participación civil, ojalá que no sea otra vez poder por el poder mismo.