Redacción SL
Cuernavaca, Mor., 14 de enero.- La lluvia de balas cayó de súbito sobre los comensales que departían con Raymundo Isidro Castro Salgado, El Ray, aquel fatídico 13 de abril de 2019 en el restaurante Los Estanques, en Cuautla. Los disparos surgieron de dos flancos para atajar cualquier salida del Ray, considerado por el gobierno federal como líder del Cartel Jalisco Nueva Generación en Morelos.
Pero de alguna forma El Ray sorteó el cerco de balas y huyó del lugar mientras en el restaurante yacían los cuerpos sin vida de dos niñas, una mujer y un joven. Al paso de los día murieron un menor de cinco años y una mujer adulta a consecuencia de los impactos de bala. Otras 10 personas resultaron lesionadas.
Un informe extraoficial resalta un aspecto de gran valía para los investigadores: De entre los comensales atacados surgió la mano de un hombre con un teléfono móvil y la cámara de video activada. Los victimarios lo descubrieron y le dispararon pero no lo mataron.
La bitácora de investigación destaca ese aspecto porque con el video que grabó el teléfono pero sobre todo con la voces que se escuchan, una vez que la pantalla se volvió a negros a falta de objetos de grabación, fue suficiente para identificar una serie de números telefónicos, entre ellos el móvil del Ray.
Desde el inicio de las investigaciones la Fiscalía Especializada contra el Secuestro y la Extorsión de Morelos (FESEM) compartió sus avances con la Policía Federal, la Fiscalía General de la República y la Fiscalía General del Estado de Puebla. En coordinación decidieron buscar y detener al Ray, luego de aquella tarde de sábado donde sus adversarios llegaron al restaurante de mariscos para matarlo mientras compartía mesa con las familias de dos médicos de la zona oriente del estado.
Los datos que obtuvieron los agentes especializados concluyeron que El Ray invitó a comer a los médicos para agradecer un gesto de atención hacia sus familiares en momentos difíciles de salud.
El Fiscal General del Estado, Uriel Carmona Gándara, planteó la hipótesis de que el encuentro del Ray con los galenos tuvo la intención de ser privado y por eso pidieron a los meseros colocar una mesa en la parte posterior del negocio, junto a unos lavaderos y unos botes para vaciar los desperdicios.
Un mantel de plástico en rayas de color blancas y anaranjadas cubrió la mesa, y sobre su superficie quedaron algunos platillos que degustaban antes de sufrir el embate del grupo armado. Una copa con coctel de mariscos permaneció sobre la superficie después de la balacera.
Voces y números
Luego de la masacre llegaron los Servicios Periciales y reunieron los elementos de prueba. Buscaron huellas y levantaron unos 80 casquillos percutidos de diferentes calibres.
El teléfono fue entregado a la Fiscalía contra el Secuestro y la Extorsión y a partir de ese día los agentes especializados pasaron largas jornadas en la revisión del video y la escucha de las voces captadas.
De todos los sonidos grabados alcanzaron a descifrar la pronunciación desesperada de la palabra “llámale” y enseguida el dictado de números con prefijos telefónicos de los municipios de la zona sur del estado.
Uno de esos números llamó la atención de los agentes pero faltaban las dos últimas cifras y mediante combinaciones descubrieron que se trataba del móvil del Ray, cuyo teléfono nunca dejó de utilizar después del ataque en su contra. Luego mantuvieron la escucha de las conversaciones para identificar el sitio donde se escondía El Ray.
Con la línea intervenida la Fiscalía Especializada ubicó al Ray en un hotel del Estado de Puebla donde se refugio tras su fuga de Morelos, pero antes de llegar a ese lugar fue atendido por un médico de ese estado de la herida que le provocaron los pistoleros en el restaurante de mariscos.
El hombre alquiló un cuarto y vivía sólo, sin visitas. De ellos dieron cuenta los trabajadores del hotel pero para asegurar que se trataba del mismo hombre buscado por las autoridades, el equipo de investigación multidisciplinario infiltró a trabajadores en el hotel y así certificaron que estaba solo.
El Ray gustaba de viajar en el Mercedes Benz blindado que lo detuvieron la tarde del martes 7 de mayo, en la capital de Puebla. Los agentes federales informaron que el hombre transportaba al menos un kilo de cocaína en la cajuela del auto.
Su regreso a Morelos
El Ray fue llevado a la Fiscalía General de la República y después lo trasladaron al Centro Nacional de Arraigos, con sede en el Estado de Morelos, a un costado de la delegación federal de la FGR.
Ahí esperó su presentación ante el juez de Control para conocer los delitos que le imputan y mientras eso ocurría la Fiscalía General del Estado buscaba en los archivos las carpetas de investigación que obran en contra de Raymundo Castro para presentarlo ante el Juez de Control.
Días después la Fiscalía Antisecuestros de Morelos le formuló imputación y el Juez de la causa le impuso prisión preventiva oficiosa, y lo vinculó a proceso durante audiencia por el delito de secuestro exprés, fijándose un plazo de dos meses para la investigación complementaria.
En agosto de 2019 el Secretario de Gobierno estatal, Pablo Ojeda Cárdenas, dio cuenta de dos enfrentamientos entre internos del penal de Atlacholoaya, con al menos siete muertos, entre ellos Raymundo Isidro “N”, “El Ray.