Por Oswald Alonso

La Fiscalía antes Procuraduría, no ha dejado de ser un instrumento  de inquisición política utilizada desde el más alto de los poderes del estado para aniquilar adversarios, que bien pueden ser opositores, periodistas o activistas sociales.

La Fiscalía, no es diferente a cuando el PRI gobernaba éste estado. Un ejemplo claro es lo que ocurrió en pleno proceso electoral. Sospechosamente se difundió en redes sociales una grabación donde el edil con licencia, ahora diputado local, Manuel tablas Pimentel, sostiene una negociación con un narcotraficante.

En la grabación Tablas, efectivamente, le dice al narcotraficante que su policía no se mete con ellos y propone entregar 30 mil pesos  como  pago de piso para que le permitan realizar una de las fiestas patronales en Ayala, donde gobernó.

La grabación fue difundida durante el proceso electoral para mermar una posible simpatía que existía contra Tablas, entonces candidato a diputado local. La misma grabación circuló justo cuando, ya como diputado, Tablas pidió la comparecencia de Jesús Alberto Capella para que explicara la utilización de más de mil millones que a los municipios les han descontado desde hace tres años.

La respuesta fue contundente. Se replicó la grabación y se difundieron algunas notas donde se acusó que diputado vinculado a narcotráfico pedía comparecencia de encargado de seguridad. El diputado del PAN se defendió, sus argumentos  sólidos: la grabación existe, es parte de una investigación, respondió.

Efectivamente, la grabación existe, fue entregada por el mismo Tablas a la fiscalía cuando por recomendación de su partido presentó una denuncia por el delito de extorsión. La grabación es parte de una carpeta de investigación, que está en cadena de custodia en un cuarto de evidencia de las instalaciones de la fiscalía. Si es así, ¿entonces por qué una prueba  fue sustraída del cuarto de evidencia para difundirla?

Hemos escuchado en reiteradas ocasiones en los discursos oficiales qué, la fiscalía se ha transformado, pero la verdad, en una estructura igual de tendenciosa pero con más tecnología al servicio del poder político en turno. Si no es así que alguien explique como una grabación de una carpeta es sacada para atacar políticamente a un adversario.

Un elemento más que nos debe ocupar es el hecho de que con los mil millones que dejaron de recibir los municipios, se compraron aparatos para los equipos especiales de la policía, algunos de ellos para la intercepción de llamadas y localización. Esta tecnología no solo es  aplicable a los criminales, en las mentes más perversas y represoras, lo es también para  el espionaje político con miras a la guerra sucia, justo en procesos electorales.

El caso Tablas es un significativo ejemplo, del tamaño de la cabeza de un alfiler, de cómo un gobierno utiliza  las instituciones  sin que nadie lo castigue, así ha sido desde que el PRI gobernó; lo ha heredado con éxito a quienes fueron víctima en el pasado: aprendieron bien de los maestros.