Por Antonella Ladino
Cuernavaca, Mor., 27 de octubre.- Hace muchos años en la ciudad vivía una mujer hermosa y de cabello largo, la cual contrajo nupcias con un caballero que tenía una tienda de vestidos de novia.
Al poco tiempo la mujer contrajo una enfermedad incurable y su único consuelo era sentarse frente al espejo a cepillar su larga cabellera. Cuando estaba en su lecho de muerte pidió a su esposo que cumpliera su último deseo, quería que su tumba estuviera forrada de espejos, la tumba fue construida como ella la quería.
Desde esos tiempos esta mujer descansa en ese lugar pero cuentan que por las noches aquella mujer sale del panteón y solicita a los taxistas que la lleven a la casa donde vivió toda su vida. Dicen que al llegar al sitio ella baja y dice que “en un momento baja mi esposo a pagar”. Muchos taxistas prestaron el servicio pero nunca recibían el pago.
Uno de los conductores la llevó a su casa y cuando se bajó y dijo que saldría su esposo a pagar el servicio, el chofer la siguió y tocó la puerta donde se perdía la mujer. De la casa salió un hombre de cara cansada.
– Buenas noches, vine a dejar a una mujer que cada vez que solicita servicios de taxi dice que su esposo bajará a pagar pero nunca recibimos el pago, dijo el taxista.
El hombre tristemente respondió: esa mujer que ha traído a esta casa es mi esposa y hoy cumple 20 años de muerta.
Si transitas fuera del panteón de la Leona y ves a una mujer de cabello largo ayúdala, necesita llegar a su casa.