Por Oswald Alonso

Tania Valentina –de joven-, siempre aspiró a legisladora, a dirigir un partido a su antojo, donde ella impusiera reglas. Su ejemplo más cercano: Maricela Sánchez Cortés (candidata del PRI a la gubernatura y también dirigente estatal del PRI).

Lo logró –con sus marcadas diferencias-; primero conquistó la subcoordinación Ejecutiva del Partido del Trabajo (PT) en Morelos. Pasó por encima del entonces dirigente sin detenerse hasta llegar a una diputación local desde donde apuntaló el control ficticio de un partido que vivió en los últimos años -mal administrando-, los votos que le dio Andrés Manuel López Obrador, ahora líder moral del recién creado Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).

Al paso que camina, Tania Valentina pretende como muchos mal dirigentes perpetuarse en el mini poder. Ella logró descifrar una desgastada fórmula para brincar de una diputación a una regiduría sin despeinarse, por ahora, sin dejar el control de su partido que administra más derrotas que triunfos, donde se confronta con todos hasta con su sombra; observa en todos un riesgo para perpetuarse en la dirigencia.

Poco a poco empieza a quedarse sola. En junio pasado, como candidata del PRD-PT a una diputación federal recibió una lección que difícilmente olvidará. En la campaña fue despreciada y rechazada por los militantes del PRD, no se diga los del PT que acusaban haber sido impuesta en la candidatura. Cuentan quienes estuvieron cerca de ella que su campaña fue un desastre; llegaba tarde, cuando llegaba, a los actos de proselitismo.

En general su campaña no convenció ni a los militantes del PT. Eso se vio reflejado en el resultado humillante. Rosalina Mazari Espín, una mujer querida en la zona sur del estado, ganó a Tania por una diferencia aplastante jamás vista.

Con la derrota en la espalda intentó lo imposible: La diputación local plurinominal, pero se topó con un rechazo generalizado de las bases del PT cuando intentó incluirse a la cabeza de la lista de candidatos plurinominales. Al final no lo logró y Edwin Brito llegó a la curul.

El PT se encuentra dividido, se conformaron dos fracciones: una demanda un proceso democrático para renovar un partido manejado por la familia de Tania. El hermano, la cuñada, el papá y el esposo: juntos han conformado “La Familia Valentina”; aprendió que si en el PAN existe una “Sagrada Familia” ¿por qué no en su partido?

El segundo bloque, liderado por Tania, busca por todos los medios reelegirse en la dirigencia. Para ello, nos compartieron militantes del PT, ha intentado celebrar asambleas para registrar a militantes del PRD (cachirules) y puedan votar a su favor. Desde las entrañas de este partido crece la inconformidad porque además a las asambleas no son convocados los verdaderos militantes con derecho a decidir sobre el destino de este partido que parece, además, perder su registro.

Tania ha hecho de las más sucias prácticas en la política para perpetuarse en la dirigencia del PT, en realidad lo ha hecho desde su origen, ahora en su versión corregida y aumentada busca lo imposible.

No sabemos si logrará su objetivo, lo que su sabemos es que el PT se desmorona como mazapán.