Por Oswald Alonso

Las estructuras de los partidos políticos se han convertido en auténticos «cárteles» que trafican con las candidaturas, y hacen negocios alrededor de las administraciones a las que tienen acceso los hombres del poder y los criminales de cuello blanco.

Por eso se explica  la lucha encarnizada por llegar a las diputaciones plurinominales en el Congreso Local.  Es la forma más fácil de acceder a los recursos públicos, a los programas de gobierno, también a los negocios suculentos en los Ayuntamientos, donde a estas alturas parece ser un terreno fértil para el enriquecimiento ilícito.

Los diputados plurinominales, en su mayoría, son quienes ocuparán las coordinaciones de las bancadas de los partidos representados en el Poder Legislativo. Son quienes repartirán el presupuesto público para sus gestiones, es el sitio seguro desde donde se puede hacer casi todo sin castigo. Las plurinominales son pues ocupadas por los líderes de estos cárteles políticos que llegan con un claro objetivo: Permanecer en el poder.

Tres casos lo ejemplifican: Jaime Álvarez Cisneros, Javier Estrada González y Tania Valentina Rodríguez. Estos personajes públicos del poder se han perpetuado en las dirigencias manejando estructuras, recursos públicos a su antojo, pasando de un cargo a otro, sin el menor esfuerzo electoral.

Tratemos el caso de coyuntura. Tania Valentina es una astuta joven política que  en poco tiempo aprendió lo que a muchas les ha costado una vida construir. Pasó de ser una asistente de un legislador perredista al segundo cargo de importancia en el PT, desplazando a los dirigentes históricos de este desaparecido partido a nivel nacional.

Llegó a diputada, luego saltó a regidora y ahora, después de su derrota electoral, busca con pasión pura ser a toda costa la diputada plurinominal que todos quisieran. El órgano electoral de Morelos pidió al PT que sustituyan al único candidato registrado a una curul plurinominal con el argumento de la paridad de género. Este hecho ha creado una verdadera lucha de poder dentro del PT.

Una corriente exige que se permita a otra mujer ser legisladora de representación porque siempre han estado los mismos (Tania); otros, los simpatizantes de Tania, argumentan que es la única que ha hecho algo por el partido al grado de que es el único estado donde se salvó el registro. Argumento sólido. Pelean como los criminales  por el territorio, claro está, a su estilo. Este miércoles entregó sus documentos oficiales para ser nuevamente diputada de representación proporcional; el órgano electoral decidirá.

Jaime Álvarez  Cisneros, líder del cártel del Movimiento Ciudadano, es un hombre de negocios, siempre está en el lugar adecuado donde fluyen los recursos y si son públicos mejor. Ha sido varias veces diputados plurinominal y en esta elección lo volvió a intentar sin conseguirlo, consecuencia de una mala jugada de la paridad. La plurinominal le tocó a una mujer, y aunque forma parte del mismo grupo se trata de la esposa del segundo jefe del cártel, Luis Machuca, cuya suplente es la hermana del número dos de la organización. El clan puro.

Jaime Álvarez no es tonto, es un hombre que se ha enriquecido al amparo del poder, sabe filtrase a las estructuras de poder. Nos ha dado clases de cómo hacerlo, su última hazaña la consiguió al llegar a la oficina el gobernador Graco Ramírez, desde donde tejió complicidades para hacer lo que más le gusta: Los negocios. Su cártel está vigente.

Javier Estrada es un caso emblemático. Compró la franquicia del cártel de los verdes y desde entonces hace lo que quiere en Morelos, en Ayuntamientos, en el Poder Legislativo, donde pone a tíos, mamá y hermanos.  No tiene fin.

En el PRI no es diferente. Ahí están los cárteles de los Amados (Amado Orihuela) y Los Maricelos (Maricela Sánchez Cortes);  en el PAN se encuentra vigente la «Sagrada Familia», es el cártel político predominante. Ahí no aceptan indisciplinas, ese pecado se paga con la cabeza, por eso han sido expulsados decenas. Los partidos emergentes iniciaron como surgen las organizaciones criminales, peleando por sus espacios (plurinominales).