Una esperanza demócrata para Estados Unidos

Por Uzziel Becerra

“Yo, Joseph Biden Jr. Juro solemnemente que ejerceré fielmente el cargo de presidente de Estados Unidos y que, hasta el límite de mis capacidades, preservaré, protegeré y defenderé la Constitución de Estados Unidos”, fueron las palabras con las que Joe Biden tomó protesta este 20 de enero de 2021 como el presidente número 46 de Estados Unidos, frente a miles de personas en el Capitolio. Junto a Kamala Harris, quien tomó protesta como vicepresidenta, la primera mujer afroamericana y con ascendencia asiática en el encargo, ambos han logrado desplazar el mandato populista de Donald Trump, dando a la sociedad norteamericana y la comunidad internacional la esperanza de que la democracia vuelva a estabilizarse, pero también observando la posibilidad de que Trump regrese con mayor ímpetu a competir las elecciones del 2024. ¿Podrán Biden y Harris estar a la altura de las múltiples crisis que aquejan a los norteamericanos en la actualidad?

En su discurso de protesta, Biden hizo un llamado cívico a “terminar con esta guerra civil que enfrenta a rojos contra azules, conservadores contra liberales”, así como a cuidar la frágil y preciosa democracia, siguiendo “el camino de la unidad” para superar las crisis que enfrenta el país, pues a su criterio solo hay “amargura y furia” en las calles, refiriéndose al contexto de polarización y división social. Uno de los mensajes más contundentes y profundos que buscará amplia el presidente Biden será la reintegración de la sociedad norteamericana, impulsando valores democráticos de tolerancia y pluralidad, diversidad y multiculturalismo. Sin duda será una tarea compleja pero que, de no hacerse, podría terminar de corroer las instituciones democráticas y harán irreconciliable el terreno para que la democracia más antigua del mundo pueda, en efecto, sucumbir. La administración de Trump fue solo un síntoma, pero la enfermedad seguirá presente.

Desde el primer día de su mandato, Biden ha emprendido una estrategia de reincorporación de los Estados Unidos en la agenda internacional, firmando 17 acciones ejecutivas que lograrían revertir algunas decisiones de Trump, entre las que se encuentran las siguientes: firmó nuevamente el Acuerdo climático de París, firmó una orden para evitar la salida de su país de la Organización Mundial de la Salud (OMS); canceló la construcción del muro fronterizo, revocó el permiso presidencial otorgado al controvertido oleoducto Keyston XL, el fortalecimiento del programa DACA para inmigrantes traídos a Estados Unidos cuando eran infantes, la ampliación de la moratoria de rentas e hipotecas por los desalojos de quienes no pueden pagar su alquiler, extensiones de la pausa al pago de deudas estudiantiles, ampliando los márgenes de pago, anuló el veto que impuso Trump a 11 países musulmanes, mejor conocido como el “veto a los musulmanes”, así como medidas de prevención de contagios estrictas al interior de la administración federal y a la población en general durante los siguientes 100 días.

Siendo honestos, muchas de las propuestas de la agenda presidencial de la dupla Biden-Harris corresponden a los incentivos políticos al interior y al exterior de los Estados Unidos. Un ejemplo al interior es el crecimiento demográfico de los latinos en los estados del sur del país, convirtiéndose en una importante base electoral para el partido demócrata, razón por la que deben procurar la afinidad de la comunidad latina para el periodo de reeleción. Lo anterior se refuerza con una narrativa proclive a garantizar derechos para inmigrantes, las comunidades afroamericana y latina principalmente, es decir, el respeto a las minorías ante la propensión racista promovida por Trump y que radicalizó a la sociedad norteamericana. El incentivo exterior es la necesidad de que Estados Unidos vuelva a tomar un papel protagonista en las instituciones globales más importantes. Al final, el proyecto hegemónico debe continuar.

Por otra parte, vale la pena rescatar el gabinete dado a conocer a la opinión pública para esta administración, pues se consideran los siguientes perfiles: Deb Haaland como Secretaria del Interior, sin duda una de las mentes más progresistas del gabinete de Biden. Deb Haaland ha sido Congresista por el estado de Nuevo México, estado al que ha pertenecido su familia por 35 generaciones. Entre sus opiniones políticas está la abolición de la oficina de Cumplimiento de Migración y Aduanas (ICE, en inglés), la implementación de MedicAid para todos(as), y el Green New Deal que propuso Bernie Sanders. Es la primera secretaria nativo-americana en la historia de Estados Unidos.

Antony Blinken como Secretario de Estado. El nominado de Biden para guiar la política exterior del país, un puesto por demás importante considerando la posición de EEUU en el mundo, tiene amplia experiencia en Relaciones Internacionales. Durante la administración de Obama fue Subsecretario de Estado, sirviendo bajo John Kerry y segundo asesor de Seguridad Nacional. También fue asesor de Seguridad Nacional del Vicepresidente cuando Biden ostentaba el cargo.

Merrick Garland como Fiscal General. Es un abogado y jurista que sirve como Juez de la Corte de Apelaciones para el Distrito de Columbia, donde lleva una larga carrera de 23 años. Garland fue nominado por Obama para ser magistrado asociado de la Corte Suprema de EEUU, pero debido a que esta nominación se realizó en el último año de la presidencia de Obama, el Senado Republicano se negó a realizar la votación.

Jennifer Granholm como Secretaria de Energía. La próxima secretaria de energía también ha sido una luchadora acérrima contra el “techo de cristal”. En 2003, después de haber servido 10 años como la Fiscal General de Michigan, fue electa como la primera mujer gobernadora de ese estado. Dejó el puesto en 2011, para tomar una posición en U.C. Berkeley, desde donde ha trabajado en favor de los empleos verdes. También tiene un programa de televisión. Janet Yellen como Secretaria del Tesoro. Tiene gran experiencia en el ramo financiero y económico de Estados Unidos, habiendo servido como Presidenta de la Reserva Federal desde 2014 hasta 2018. Fue la primera mujer que ocupó el cargo.

Además, durante el mandato de Bill Clinton fue la Presidenta de la Consejo de Asesores Económicos.

Tom Vilsack como Secretario de Agricultura. El exgobernador de Iowa una vez más ocupará el cargo que alguna vez sostuvo durante la administración de Barack Obama: La Secretaría de Agricultura. Vilsack fue precandidato demócrata a la presidencia en 2008, y en 2016 Hillary Clinton lo consideró como candidato a la Vice-Presidencia, aunque al final el lugar lo ocupó Tim Kaine. General Lloyd Austin como Secretario de Defensa. El general Austin cuenta con una larga trayectoria militar, fue el primer comandante afroamericano del Centro de Comando Central de Estados Unidos (CENCOM). También fue jefe de gabinete adjunto del ejército estadounidense en 2011, después de que terminó su servicio en Irak como general.

Marty Walsh como Secretario de Trabajo. El alcalde de Boston, Massachusets, inició su carrera política como sindicalista a muy temprana edad, llegando a ser Presidente del local 223 de su sindicato desde los 21 años hasta que fue electo alcalde de Boston en 2014. Previamente fue diputado local de Boston.

Pete Buttigieg como Secretario de Transporte. El “alcalde Pete”, como se le conoce de cariño, obtuvo fama al ser el primer candidato demócrata abiertamente gay a la Presidencia. En unos días, será confirmado como el primer miembro del gabinete abiertamente homosexual. Fue analista de inteligencia en la reserva de la Marina, y alcalde de South Bend, Indiana. Miguel Cardona como Secretario de Educación. Ha ocupado el cargo de Comisionado de Connecticut para la Educación, y se ha dedicado a estudiar las desigualdades en materia de educación en el país. Hijo de padres puertorricenses, con estudios en educación en la Universidad de Connecticut y se ha dedicado principalmente a las disparidades entre estudiantes de habla nativa inglesa, y sus compañeros que estudian inglés como una segunda lengua. Marcia Fudge como Secretaria de Vivienda y Desarrollo Urbano. La próxima Secretaria de Vivienda y Desarrollo Urbano ha sido representante de Ohio en el Capitolio desde el 2008, liderando el Caucus de Afrodescendientes, desde donde defendió a capa y espada a Obama cuando fue acusado de no ser estadounidense.

Gina Raimodo como Secretaria de Comercio. Gina Raimodo tiene experiencia en política económica al haber sido la segunda mujer en la historia en ocupar el cargo de la Secretaria del Tesoro de Rhode Island de 2011 a 2014. En ese año, obtuvo la nominación para la gubernatura de dicho estado. Al ganar las elecciones, se convirtió en la primera mujer gobernadora de Rhode Island en su historia. Xavier Becerra como Secretario de Salud y Servicios Humanos. Hijo de padres mexicanos, Xavier Becerra creció la mayor parte de su infancia compartiendo un apartamento de un cuarto con sus padres y tres hermanas en Sacramento. Logró acudir a la universidad de Salamanca, en España, y después estudiar leyes en Stanford. Fue Congresista de California desde 1993. Actualmente se desempeña como Fiscal General de California, desde donde impulsó más de un centenar demandas en contra del gobierno Federal encabezado por Donald Trump. Será el principal encargado de implementar el plan de salud de Biden.

Dennis McDonough como Secretario de Asuntos de los Veteranos. McDonough fue uno de los hombres fuertes de Obama durante su segundo mandato, sirviendo como Jefe de Gabinete del Presidente durante todo el periodo. También fue asesor de Seguridad Nacional y Presidente del Consejo de Seguridad Nacional durante el primer periodo de Obama. Alejandro Mayorkas como Secretario de Seguridad Nacional (Homeland Security). El próximo secretario de Seguridad Interior tiene una larga trayectoria en temas de seguridad, habiendo servido como Fiscal de EEUU para el Distrito de Colombia, director de servicios de Inmigración y Ciudadanía, y Subsecretario de Seguridad Interior durante la administración de Obama. Avril Danica Haines como Directora de Inteligencia Nacional. Uno de los puestos más feroces del país es, sin duda estar a la cabeza de las 17 agencias de inteligencia que tiene el país. Y más en una época en la que la guerra es cibernética. Ella ha sido Sub-asesora de Seguridad Nacional, y Directora Adjunta de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), siendo la primera mujer en haber ocupado este cargo.

Una de las figuras más importantes del gobierno de EEUU es el de Jefe de Gabinete, que será presidido por Ron Klain. No es solamente su asesor más cercano, sino que controla su agenda, sus reuniones, y es su operador de Gobierno y político. Ron Klain es la opción de Biden para esta posición, puesto que desde siempre ha sido su “hombre fuerte”. De hecho, fue Jefe de Gabinete de Biden cuando este fue Vicepresidente. Ocupó la misma posición cuando Al Gore fue vicepresidente. Cuando hubo brotes de Ébola en Estados Unidos, fue nombrado por Barack Obama como Coordinador de la Respuesta de la Casa Blanca al Ébola. John Kerry como Enviado Especial Presidencial para el Cambio Climático. Quien fuera el secretario de Estado de Obama por muchos años será el primero en ostentar el cargo de “Enviado Especial de la Presidencia de EEUU para el Cambio Climático”, una posición que busca revertir 4 años en los que el gobierno de EEUU destacó por ser escéptico del tema del cambio climático. La primer tarea de Kerry será que EEUU regrese al acuerdo de París tras el acuerdo firmado por Biden.

Una democracia consolidada es aquella que, tras un periodo de elección y de renovación de sus cargos públicos, todos los actores políticos participantes reconocen el sistema de elección y los resultados del mismo, es decir, se reconoce mutuamente la victoria y la derrota (pues en una verdadera democracia no existe la victoria ni la derrota permanente, Estados Unidos es una prueba fehaciente de ese principio democrático). Asimismo sucede en el escenario internacional; tras el juramento de Biden como el 46° presidente de los Estados Unidos los mandatarios de todo el mundo comenzaron a pronunciarse reconociendo su nueva administración y deseándole un gobierno tendiente a la paz y la cooperación internacional, pues el antecedente de Trump dejó a la comunidad internacional lastimada por la ruptura de lazos diplomáticos, Acuerdos internacionales, entre otros principios.

En suma, las expectativas de la elección Biden-Harris son altísimas, y no hay certezas de que los planes y proyectos planteados logren culminarse con los efectos deseados, pues el panorama de la pandemia de covi-19, así como un contexto económico mayoritariamente adverso pueden frustrar políticas públicas y gubernamentales de los demócratas. Mientras tanto, la comunidad internacional y los votantes demócratas hoy pueden dar un respiro y tener esperanza de las instituciones democráticas. Sin embargo, la expectativa sobre el regreso de Trump también seguirá vigente, pues aún cuenta con bases firmes y aliados estratégicos relevantes para competir la siguiente elección en 4 años. Al tiempo.

*Consejero Universitario de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos. Egresado de licenciatura en Ciencias Políticas. Secretario de Asuntos Políticos en el Colegio Nacional de Ciencias Políticas y Administración Pública Sección Morelos.